miércoles, 2 de diciembre de 2015

Tansonville, tiempo encontrado.

He llegado tarde el otro día a la librería. Quiero decir que he llegado bien tarde. Creo que no estuve por la mañana. He podido pillar infraganti a C.V., un tipo de biografía -entiéndase que hablo de personas, no de clases- densa. Le he pillado con dos libros en la bolsa, listo para salir de la tienda. Los había pagado. Eran de poesía. Libros numerados, editados de lujo, con cariño. Editorial Tansonville, que dirige el poeta vallisoletano Eduardo Fraile. No pude evitarlo. De verdad que llegué tarde.

Aún no hace un año que cuento con este depósito que Eduardo me cedió amablemente y con el que mi librería está un poco mejor alimentada, pero ya me faltan cuatro ejemplares: ¿tendré que esconderlos? Sí, puede que sí: ya no me queda ninguno de los dos ejemplares de Y DE MÍ SÉ DECIR, poemario del propio Fraile. Qué pensará cuando se lo diga, qué me dirá cuando confiese que me he quedado sin ellos, que hubo clientes que compraron esas ediciones encuadernadas a mano por Juan Costa. Pero Javi, me dirá seguramente con una sonrisa bien dibujada, quién compra libros a 33 €. Tiene razón. Es una pregunta pertinente. Y tengo una buena respuesta: tres de esos libros los ha comprado C.V. El otro día se llevó, además de un fraile, la edición trilingüe de LA RISA DE DIOS,  de Pedro Casariego Córdoba. Por qué lo hará.


Un cliente tan cercano que no puedo considerarlo tal cosa -ni ninguna otra- compró el verano pasado INSTRUCCIONES PARA BLINDAR UN CORAZÓN, de José María Parreño. Por no ser del todo falso digo que en esta ocasión tuve mucha culpa, ya que yo mismo se lo recomendé, pero lo hice porque hubo quien me recomendó a Parreño previamente, incluso quien me recomendó la propia editorial antes de saber yo que existiera. Por otro lado, aún me queda un ejemplar de este título. Espero que al menos el destinatario sepa apreciar los dibujos de Pe Cas Cor, el tacto cálido de sus hojas verjuradas, la poesía amiga, compañera que se ofrece a hablar contigo, a decirte y escucharte. Que sí, que hay libros que también escuchan, libros con tiempo para su lector.

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