
Autor, Varios.
Editorial, Oxford.
152 páginas.
Pvp, 8, 50 €.
Este es el último libro que he leído en 2010. Llamó a la librería uno de sus distribuidores habituales advirtiendo de que en el instituto de Olmedo, el Alfonso VI, la lectura de este iba a ser obligatoria en 2011, así que lo ofreció para que hubiera en La Tienda stock suficiente desde el momento en que empezaran a pedirlo los alumnos.
Lo he leído. Son cinco autores desconocidos para mi, aunque de cierto bagaje literario, sobre todo en el ámbito juvenil. Y es que una de las primeras cosas que hay que tener en cuenta a la hora de abordar su lectura es que se trata, efectivamente, de un libro juvenil. Cada cuento va precedido de una pintura de Velázquez sobre la que está construido. Los hay que me han gustado y los hay que no.
Más bien aburridos me han resultado el tercer y cuarto relatos. LOS HILOS DE LA HISTORIA es el cuento que Xosé A. Neira Cruz escribe a partir del óleo LAS HILANDERAS, también conocido como La Fábula de Aracne. El recurso que utiliza el autor para adentrar al lector en la imagen de Velázquez es tomar como propios a los personajes de la pintura, de manera que quien narra la historia nos presenta su relación personal con algunos de ellos, pero montando una historia endeble y poco atractiva.
INOCENCIO X, de Daniel Nesquens, tampoco me ha gustado. A partir de la pintura del mismo título el relato, narrado en primera persona, mantiene, eso sí, cierto interés pictórico, a modo de documento que complementa a la obra de Velázquez. Literariamente me ha parecido bastante flojo: el protagonista también se llama Inocencio y la historia evoluciona hacia el propio narrador siendo retratado por su tía, pintora,. Se crea así la representación de una situación paralela a la que debió de ser original alrededor de 1650. Digamos que la recrea.
El libro merece la pena por los otros tres. LAS MANOS TRANSPARENTES es el oscuro relato de un chico, Antonio, que será pintor obsesivo, mente atormentada o psicológicamente inestable. Un accidente del que es responsable le llevará al cuartelillo ante la sorpresa de sus amigos, que no entienden cómo puede haber sido capaz de atacar a uno de los compañeros del grupo habitual. El narrador nos descubrirá alguno de sus secretos a la par que su obsesión por la transparencia velazquiana que se ve traducida en la repetición sobre lienzos de la copa que el aguador ofrece al niño en el cuadro de Velázquez EL AGUADOR DE SEVILLA: "Toma una copa de agua y píntala cien veces, doscientas, como hice yo alguna vez. Algún día podrás beber de ella y cuando bebas de esa copa verás con transparencia". Relaciones veladas entre el grupo de amigos serán aireadas mientras el narrador se responde a algunas preguntas y, en definitiva, Eliacer Cansino nos presenta un paisaje humano rico e inasible, misterioso e interesante. Buen cuento.
LOS SUEÑOS DE SIBILA es el cuento que José Manuel Gisbert inventa a propósito del lienzo SIBILA CON TÁBULA RASA, compuesto por varios capítulos cortos en los que se nos cuenta la historia de una copista, Mercedes Cambra, que un día recibe un misterioso encargo, precisamente el de la obra de Velázquez. El autor aprovecha para contarnos la historia de algunas sibilas u oráculos famosos y acaba por desembocar en una clínica especializada en la cura de sueños que da a todo el ralato un aire onírico que me ha gustado mucho. De estructura cíclica en sus tres cuartas partes el relato logra cobrar fuerza en la última de ellas.
El tercero de los relatos que más me han gustado es el último del libro: RETRATO DE UN HOMBRE QUE SE PARECÍA A ESOPO. En él el autor juega con la verosimilitud que tendría la historia de un vagabundo loco que fuera retratado en su momento por Velázquez para representar al fabulador Esopo. El encuentro será aliñado con otras historias de andanzas y vidas de reyes, ricos, poderosos y pobres, de reinos, con las que Xabier P. DoCampo se mete en el bolsillo al lector que soy. Se recrea, como en otros casos, en la propia técnica pictórica y nos lleva a cerrar este librito bastante curioso con buen sabor de boca.
Sinceramente no pienso que la literatura juvenil deba ser muy diferente de la de adultos. Al menos los tres relatos que he destacado lo demuestran. Confluye en ellos un estilo personal del autor y la ambición propia de todo creador mientras que en los otros me ha llamado la atención cierta flojedad o miedo a irrumpir en terrenos que trasciendan a la capacidad intelectual de los chicos. Es un error. Se trata de contar las cosas como a los adolescentes pueda interesar más pero para ello no hay por qué restar: súmense cosas, cuantas se quieran, pero que haya literatura, ambición.
LOS SUEÑOS DE SIBILA es el cuento que José Manuel Gisbert inventa a propósito del lienzo SIBILA CON TÁBULA RASA, compuesto por varios capítulos cortos en los que se nos cuenta la historia de una copista, Mercedes Cambra, que un día recibe un misterioso encargo, precisamente el de la obra de Velázquez. El autor aprovecha para contarnos la historia de algunas sibilas u oráculos famosos y acaba por desembocar en una clínica especializada en la cura de sueños que da a todo el ralato un aire onírico que me ha gustado mucho. De estructura cíclica en sus tres cuartas partes el relato logra cobrar fuerza en la última de ellas.
El tercero de los relatos que más me han gustado es el último del libro: RETRATO DE UN HOMBRE QUE SE PARECÍA A ESOPO. En él el autor juega con la verosimilitud que tendría la historia de un vagabundo loco que fuera retratado en su momento por Velázquez para representar al fabulador Esopo. El encuentro será aliñado con otras historias de andanzas y vidas de reyes, ricos, poderosos y pobres, de reinos, con las que Xabier P. DoCampo se mete en el bolsillo al lector que soy. Se recrea, como en otros casos, en la propia técnica pictórica y nos lleva a cerrar este librito bastante curioso con buen sabor de boca.
Sinceramente no pienso que la literatura juvenil deba ser muy diferente de la de adultos. Al menos los tres relatos que he destacado lo demuestran. Confluye en ellos un estilo personal del autor y la ambición propia de todo creador mientras que en los otros me ha llamado la atención cierta flojedad o miedo a irrumpir en terrenos que trasciendan a la capacidad intelectual de los chicos. Es un error. Se trata de contar las cosas como a los adolescentes pueda interesar más pero para ello no hay por qué restar: súmense cosas, cuantas se quieran, pero que haya literatura, ambición.