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viernes, 31 de enero de 2014

El tercer Reich.

Roberto Bolaño, 1989.
Anagrama, 2010.

370 páginas.
Pvp, 9.90 €.
Hacía ya un año que no le hincaba el diente al chileno y tenía mono. Me lo he quitado con esta novela que he leído y que ahora me parece que ha sido habitualmente  infravalorada, seguramente por su condición de primera suya. Me ha gustado más que algunas de las que escribió después, véase LA PISTA HIELO, claramente inferior y AMULETO, mucho menos interesante. También me ha gustado más que UNA NOVELITA LUMPEN, por ejemplo, que está escrita ya en su época de madurez, si es que cabe este calificativo en un autor que hizo toda su obra en unos pocos años.

Narrada en forma de diario, El Tercer Reich da cuenta de los días de vacaciones de un alemán de 25 años llamado Udo Berger en un pueblo de la Costa Brava con su compañera Ingeborg, en el mismo hotel en el que se hospedara los veranos de su infancia con sus padres. Ahora es campeón de su país de Wargames y está empezando a escribir, como referente de ese deporte, artículos sobre estrategia. Eso le hace llevar su inmenso tablero de juego al hotel donde él e Ingeborg conocen a la extraña pareja que forman Charly y Hanna, también alemanes, en los días de final del verano en los que se desarrolla la acción. Udo Berger se ve obligado a disociar su día a día vacacional entre el tablero de juego y la playa y sus noches, cargados de otras amistades locales y circunstanciales al más puro estilo del chileno, y que van retorciendo una realidad que se relaciona cada vez más con El Tercer Reich, el nombre del juego en el que está trabajando. La verdad es que sin arriesgar mucho voy a decir que hay alguna relación entre las circunstancias personales del protagonista y las que sufriera el Tercer Reich histórico que trató de jugar con el mundo desde su aislamiento en El Nido de Águilas.

En esta novela ya está para mí lo más interesante de Roberto Bolaño: estilo ágil -en el polo opuesto de lo que un director teatral se está hartando a decir últimamente en la promoción que viene haciendo de EL POLICÍA DE LAS RATAS- y, por tanto, nada poético, personajes misteriosos en su cotidianeidad y una trama que se oscurece según avanza sin tener uno muy claro cómo y sabiendo, sin embargo, que es necesario. Bolaño  implacable.

domingo, 17 de febrero de 2013

2666

Roberto Bolaño, 2004.
Anagrama, 2004.

1130 páginas.
21, 50 €.

Incapaz de hacer una reseña de esta inconmensurable novela voy a hacer un ejercicio de síntesis con algunas ideas que me han surgido durante su lectura. Si yo fuera alguien constante trataría de mantener este sistema en vez de alargarme con reseñas espesas y pretenciosas. Este habito vicioso que tengo desde el principio puedo, en realidad, dejarlo cuando quiera, pero se ve que me gusta darme importancia. Por cierto que la fea costumbre de darme importancia la voy a ir dejando de lado también. Cualquier día. Hace años que olvidé cualquier atisbo de humor y no me sale bien ser una persona seria. Ahí está el problema: me atasco.

Lo primero que tengo que decir es que el editor Herralde  (con el crítico Echevarría) acertó de pleno desde mi punto de vista al publicar las cinco novelas en un sólo volumen -ya saben que la intención de Bolaño es que se publicaran de forma independiente- pues no todas tienen entidad suficiente como para considerarse buenas novelas. Estoy pensando, sobre todo, en la primera, la de los profesores universitarios estudiosos de la obra de Archimboldi (1) -autor alemán que consideran el mejor del siglo XX- al que tratan de encontrar y que -pese a lo bien que suena este primer trazo de argumento- en algunos momentos me ha resultado soporífera. Creo que fue pasadas las cien primeras páginas cuando se me cayó el libro sobre la mesa y lo cerré con mala uva mientras me decía: que le den a 2666. Y lo abandoné. Me puse a leer otras cosas y aquel supuso el segundo abandono de 2012, después de Los Suicidas, de Di Benedetto. Cierto es que pasaba entonces una muy mala racha con la maldita dermatitis dactilar que me ha tenido en vilo demasiados meses, y que me está dando una buena tregua que aprovecho. Por lo que tenga que venir. Quizá algún día cuente algo más sobre esto.

Retomé 2666 en 2013. Para mi es una novela importante porque trataba con ella de dar una especie de cierre festivo a mi acercamiento a Bolaño. Es bastante probable que en adelante relea alguna de sus obras antes de curiosear otras que, en principio, no llaman mi atención. Lo que no recomendaría a nadie es que leyera esta obra antes de conocer otras de Bolaño más asequibles, por mucho que sea su obra cumbre. Puede que lo sea, y es -desde luego- la más ambiciosa pero creo que es necesario estar previamente habituado a la manera de narrar de Bolaño: su gusto por el tono oral (que siempre tiene algo de onírico y de impostado), por el fragmento biográfico y el interés por lo anecdótico, generalmente relacionado con los libros. Esos relatos que a veces parecen no conducir a nada no sólo conducen a un todo sino que, además, tienen la mayoría de las veces interés por sí mismos. Lo que hay en este libro es un montón de historias, de personajes detallados hasta el asombro cuyas vidas dependen entre sí más de lo que los propios personajes conocen: es un festín que se ofrece al lector, una maravilla que tiene mucho de salto al vacío pero que va tomando cuerpo a medida que avanzan las páginas, que la realidad se va concretando.

No puedo dejar de compararla con Los Detectives Salvajes. Por su volumen. Por la compilación de biografías. Y por el sentido de ambas novelas: contrario. Esa es la principal conclusión que saco al comparar ambas obras: están escritas al revés, lo que plantea dos versiones de la realidad. En Los Detectives conocemos de manera sesgada la biografía de Arturo Belano y la de Ulises Lima, a través de unos cuantos informadores de los que, a su vez, conocemos parte de sus biografías por las experiencias que -según cuentan- vivieron con ellos dos y con el resto de informadores. La realidad es, pues, una compilación de vivencias personales y comunes narradas en primera persona. Como la vida misma.

En general la obra de Roberto Bolaño está narrada en primera persona y uno debe dejarse llevar por los sentimientos que conducen al protagonista sin que sepamos bien qué es lo que los produce, de manera que  se realiza una descripción de unos hechos pasados, de movimientos provocados por una situación previa que desconocemos y que ni siquiera sabemos adónde llevan. Son personajes en acción, vivitos y coleando, que transmiten al lector más dudas que otra cosa. Una de las características que más me han sorprendido de 2666 es que su relato es omnisciente, no sólo sabemos lo que los personajes hacen sino que conocemos sus causas y, en general, bastantes rinconcitos de sus cabezas, a excepción de las de las mujeres asesinadas, cuyas levísimas biografías conocemos a través de testimonios. Pero lo que quiero decir es que la realidad es en 2666 tal y como se cuenta. Otra cosa es que no toda sea contada, que se haya contado de forma fragmentada. Y conste que aquí la fragmentación da al cuerpo de la novela una profundidad para mi insólita.

La parte de los asesinatos de mujeres en Santa Teresa (3) es la que más me ha hecho pensar en Los Detectives. Es también la que más me ha gustado. Me ha recordado a Los Detectives porque se desarrolla en el mismo escenario, claro. Pero también porque cada aparición de un cadáver es un nuevo testimonio sobre los hechos, aunque aquí da salida a nuevos personajes que, a su vez, se van desarrollando por su cuenta. Es el desarrollo de esos personajes satélites -policías, empresarios, detenidos- lo que lleva al lector a sacar unas conclusiones que no sacan los personajes. El retrato que hace Bolaño de la policía de la ficticia Santa Teresa es demoledor. 

Mucho me ha gustado también la parte del periodista político del Bronx  Fate, que va a cubrir un combate de boxeo en Santa Teresa porque el encargado de deportes de la publicación para la que trabaja ha fallecido (2) y se encuentra con la noticia de los asesinatos, noticia que el lector ya conoce al final de la parte de los críticos que buscan a Archimboldi y que es el transfondo que da tensión a la parte del profesor barcelonés Amalfitano -que trabaja en la universidad de Santa Teresa y sirve de enlace a los profesores (críticos) que llegan a la ciudad- y que vive con su hija Rosa. La novela se desarrolla así, con personajes que aparecen en las historias de otros y acaban protagonizando pasajes, capítulos o libros enteros. Pero junto con la inmediatamente posterior parte de los asesinatos la que más he disfrutado es esta tercera, la de Fate, en la que Bolaño conduce al lector por las zonas más oscuras de la ciudad y del desierto de Sonora, donde vemos aparecer a Rosa, la hija de Amalfitano, cuestión esta que hace crecer la tensión, junto con la historia del boxeador mexicano que se va a enfrentar al estadounidense y donde conocemos también por primera vez al gigante Klaus. Hasta que todo desemboca en la historia central, desgarradora, patética e indignante de los más de doscientos asesinatos de mujeres, de cuyos cadáveres -que nadie reclama- Bolaño narra sus apariciones siempre en circunstancias extrañas, así como las narraciones biográficas de quienes testifican, las investigaciones de los policías judiciales y las paralelas de algunos periodistas y personas con intereses diversos. La última de las partes, la de Archimboldi, en la que se nos relata su vida desde su participación en la guerra como soldado nazi hasta su formación como lector y escritor, no me ha gustado todo el tiempo pero he de reconocer que también tiene momentos muy emocionantes cuyo mayor interés reside en su retrato parcial de lo peor del siglo XX y -sobre todo- en el  cierre que da a su brillante universo de biografías que es la monumental 2666.


En el original

(1)
Mientras acababan de desayunar especularon una vez más sobre cuáles podían ser los motivos que habían impulsado a Archimboldi a viajar hasta ese lugar. Amalfitano supo entonces que nunca nadie había visto en persona a Archimboldi. La historia le pareció, sin que pudiera decir a ciencia cierta por qué, divertida, y les preguntó los motivos por los que querían encontrarlo si estaba claro que Archimboldi no quería que nadie lo viera. Porque nosotros estudiamos su obra, dijeron los críticos. Porque se está muriendo y no es justo que el mejor escritor alemán del siglo XX se muera sin poder hablar con quienes mejor han leído sus novelas. Porque queremos convencerle de que vuelva a Europa, dijeron.
- Yo creía -dijo Amalfitano- que el mejor escritor alemán del siglo veinte era Kafka.
Bueno, pues entonces el mejor escritor alemásn de la posguerra o el mejor escritor alemásn de la segunda mitad del siglo XX, dijeron los críticos.
- ¿Han leído a Peter Handke? -les preguntó Amalfitano-. ¿Y Thomas Bernhard?
Uf, dijeron los críticos y a partir de ese momento hasta que dieron por concluido el desayuno Amalfitano fue atacado hasta quedar reducido a una especie de Periquillo Sarniento abierto en canal y sin una sola pluma.

(2)
Al despertarse llamó por teléfono al jefe de la sección de deportes de su revista y le dijo que Pickett no estaba en Santa Teresa.
- Es normal -dijo el jefe de la sección de deportes-, probablemente está en algún rancho de las afueras de Las Vegas.
- ¿Y cómo demonios voy a hacerle una entrevista? -dijo Fate-. ¿Quieres que vaya a Las Vegas?
- No es necesario que entrevistes a nadie, sólo necesitamos a alguien que narre la pelea, ya sabes, el ambiente, el aire que se respira en el ring, el estado de forma de Pickett, la impresión que cauda en los jodidos mexicanos.
- Los prolegómenos del combate -dijo Fate.
-¿Prolequé? -dijo el jefe de sección de deportes.
- El jodido ambiente -dijo Fate.
- Con palabras sencillas -dijo el jefe de la sección de deportes-, como si estuvieras contando una historia en un bar y todos los que están a tu alrededor fueran tus amigos y se murieran de ganas de escucharte.
- Entendido -dijo Fate-, te lo envío pasado mañana.
- Si hay algo que no entiendes, no te preocupes, aquí procuraremos editarte como si te hubieras pasado toda la vida junto a un ring.
- De acuerdo, entendido -dijo Fate.

(3)
La muerta apareció en un pequeño descampado en la colonia Las Flores. Vestía camisa blanca de manga larga y falda de color amarillo hasta las rodillas, de una talla superior. Unos niños que jugaban en el descampado la encontraron y dieron aviso a sus padres. La madre de uno de ellos telefoneó a la policía, que se presentó al cabo de media hora. El descampado daba a la calle Peláez y uno de ellos se internó en el descampado. Al poco rato descubrió a dos mujeres con la cabeza cubierta, arrodilladas entre la maleza, rezando. Las mujeres, vistas de lejos, parecían viejas, pero no lo eran. Delante de ellas yacía el cadáver. Sin interrumpirlas, el policía volvió tras sus pasos y con gestos llamó a su compañero que lo esperaba fumando en el interior del coche. Luego ambos regresaron (uno de ellos, el que no había bajado, con la pistola desenfundada) hacia donde estaban las mujeres y se quedaron de pie junto a éstas observando el cadáver. El que tenía la pistola desenfundada les preguntó si la conocían. No, señor, dijo una de las mujeres. Nunca la habíamos visto. Esta criatura no es de aquí.


martes, 11 de diciembre de 2012

Una novelita lumpen

Roberto Bolaño, 2002.
Anagrama, 2009.

15 €.
160 páginas.

He retomado -como tenía pensado- al chileno Bolaño a final de año y estoy de nuevo disfrutando algunas de sus novelas, aunque también esperaba leer Amberes y no sé qué ha ocurrido con el pedido: tendré que revisarlo pero, sinceramente, no es una obra que llame mi atención por lo que he ido comprobando sobre ella. Lo dejaré para cuando las rarezas. Con 2666 daré por terminado mi primer acercamiento a Bolaño y, a partir de entonces mezclaré relecturas con algunas obras que me falten. Espero, por otra parte, que 2666 mejore bastante porque sus cien primeras páginas me han resultado aburridas.

Empiezo con esta Una novelita lumpen que tanto me ha gustado, como casi todos los relatos cortos, bien sean novela o directamente cuento, de este autor. Bolaño crea climas en los que la acción se sucede de manera no del todo explícita unas veces y oculta otras, de forma que mantiene el interés del lector intacto desde el principio, el misterio de los hechos a través de personajes particularmente atractivos.

La narración corresponde a la vista atrás que en el presente realiza una mujer italiana, hija de un matrimonio muerto en accidente de tráfico cuando era aún una adolescente, como su hermano, con el que quedó sola (1), y que supone el punto de arranque de una historia truculenta. Así que orientada en su comienzo como si de una confesión se tratara se cuenta cómo en aquella época ambos hermanos se buscaron la vida mientras trataban de adecuarse a sus trágicas nuevas circunstancias. El lector asiste al proceso mental que la protagonista sufre ahora, reflexiva, huyendo del posible sentimiento de culpa (2) que cabría esperar por lo que cuenta, más bien justificándose, a lo Cinco horas con MarioEl Lazarillo de Tormes. Quizás sea este tono, esta forma de la voz, lo que le da tanta crudeza al relato. Porque el relato es crudo. 

Digamos que Bianca toma conciencia de lo que fue cuando es una persona madura, y Bianca ha tardado en madurar porque la incursión de ella -una adolescente- en el mundo adulto se hace desde la pobreza material y, sobre todo, afectiva que la mantiene a priori fuera de juego, fuera del mundo y de Roma. Por eso creo yo que Bianca relata su pasado con cierta normalidad que choca, porque así las cosas nada pudo ser de otro modo: ella fue una delincuente, equivocarse hasta tal punto fue lo que correspondía, lo que le tocó.

La historia que narra -aquellos hechos que ahora rememora- es lineal: no hay giros radicales ni sorpresas, pero cuando el lector se quiere dar cuenta estará leyendo entre niebla espesa, envuelto por una atmósfera inquietante en la que el lector no acaba de percibir de forma directa las consecuencias directas de las acciones que Bianca y su hermano llevan a cabo, desde el momento en que se cruzan en sus vidas dos personajes determinantes: el serbio y el boloñés. Estos están presumiblemente -en Bolaño hay que presumir cosas- acostumbrados a vivir al margen de la ley. Con ellos los dos hermanos trazarán un plan que los sacará de sus apuros materiales -que les servirá para proyectarse hacia algún sitio que valga la pena, a irse haciendo un futuro- y otro inquietante personaje desempeñará su papel en la trama: el viejo Maciste, actor retirado, fofo ex-campeón de culturismo, de costumbres solitarias y que mantendrá con Bianca una relación tortuosa.

Bianca basa la mayor parte de su justificación en su posición de lumpen. Es, como digo,  esta condición lo que le ha empujado a delinquir, lo que le llevó a aceptar el plan de los amigos de su hermano (3). Ahora no lo haría pero entonces su situación de desarraigo a la sociedad no le dejó más salida que el error. Es un ejemplo claro del Bolaño más cautivador, el que es capaz de contar grandes historias con pocas palabras, en pocas páginas, condición del contador de argumentos que supongo que trató de ser siempre o, al menos, casi siempre. 



En el original.........................................................................................................

(1) Ahora soy una madre y también una mujer casada, pero no hace mucho fui una delincuente. Mi hermano y yo nos habíamos quedado huérfanos. Eso de alguna manera lo justificaba todo. No teníamos a nadie. Y todo había sucedido de la noche a la mañana.

Nuestros padres murieron en un accidente automovilístico durante las primeras vacaiones que hicieron solos, en una carretera cercana a Nápoles, creo, o en otra horrible carretera del sur. Nuestro coche era un Fiat amarillo, de segunda mano, pero que parecía nuevo. De él sólo quedó un amasijo de hierros grises. Cuando lo vi, en el desguazadero de la policía donde había otros coches accidentados, le pregunté a mi hermano por el color.

- ¿No era amarillo?

Mi hermano dijo que sí, claro que era amarillo, pero eso fue antes. Antes del accidente. Las colisiones deforman el color o deforman nuestra manera de percibir el color. No sé qué quiso decircon eso. Se lo pregunté. Dijo: luz... color... todo. Pensé que el pobre estaba más afectado que yo.

(2) Fuera como fuera, por aquellos días yo intuía que me estaba acercando de manera inexorable al territorio de la delincuencia y esa cercanía me mareaba, me emborrachaba, dormía mal, tenía sueños donde nada significaba nada, sueños sin ataduras donde yo tenía el valor de hacer lo que quería, aunque las cosas que hacía en los sueños no eran precisamente las cosas que hubiera hecho en la vida real, las cosas que me apetecía hacer en la vida real.
En el fondo siempre he sido una persona sencilla. Ahora soy una persona sencilla y antes, cuando las noches eran igual de claras que el día, también. No me daba cuenta, pero lo era. Me miraba y la luz del espejo me enceguecía. No daba reposo a mi alma. Pero era una persona sencilla, de lo contrario hubiera salido disparada para arriba y ahora todo sería diferente.
A partir de este moemnto mi historia se hace más borrosa aún.

(3) Ahora sé que la cercanía no existe. Siempre alguien tiene los ojos cerrados. Uno ve cuando el otro no ve. El otro ve cuando uno no ve.

viernes, 3 de febrero de 2012

El gaucho insufrible.

Por fin me incorporo al 2012 en esto de las reseñas. Ha pasado que me he dejado llevar por la inercia de las festividades y, de paso, me he planteado la posibilidad de realizar algunos cambios, así como de reflexionar sobre el blog, su función, sus necesidades, las mías, las del librero. Ahora tengo varias lecturas hechas, pendientes de aparecer por aquí, algo que no ocurrirá necesariamente. En este 2012 escribiré menos, lo cual viene a querer decir que leeré más. Se trata de una previsión, y ya advierto que hace tiempo que no voy al oculista: digo el librero, que no soy yo. Abro 2012 con Bolaño, y del chileno descanso otra temporada: en la próxima visitaré, por fin, 2666. Y daré cuenta de ello, claro.


Roberto Bolaño, 2003.
Anagrama, 2003.


187 páginas.
7, 90 €.

De cuantas a fecha de hoy he leído es la presente una de las pocas obras que Roberto Bolaño escribió ya con el completo reconocimiento del mundo literario -si no la única-, cuando el chileno ya se sabía símbolo para muchos, cuando sabía también que aquello que escribiera iba a ser leído con máxima atención. Es posible que algunos de los cuentos de este libro ya estuvieran escritos y, de hecho, puede observarse una falla entre los cinco primeros y los dos últimos. En estos -que en realidad más bien habría que calificar de ensayos- con los que termina hace aparición el Bolaño gravemente enfermo de vuelta de muchas cosas, sincero y altivo, que quizá sea el menos interesante literariamente hablando pero que gustará a quienes sientan cercano al autor chileno. Ya saben, me refiero a ese tipo de familiaridad que el lector siente con autores con los que ha disfrutado mucho. El primero de estos, LITERATURA + ENFERMEDAD = ENFERMEDAD, da al lector la visión más explícita sobre la literatura que le he leído hasta el momento. En él se mezclan algunas experiencias en el hospital barcelonés en el que fue atendido con reflexiones acerca de los poetas franceses del XIX -que considera los mejores-, pasajes biográficos y su posicionamiento ante el hecho más que probable de su cercana muerte.

Pero el libro abre con una historia centrada en la imagen de un encuentro -algo que dista de ser nuevo- llamada JIM. En ella una vez más la huella que México dejó en su momento sobre el narrador se muestra aquí en la forma de un personaje perdido, triste: "ahora soy poeta y busco lo extraordinario para decirlo con palabras  comunes y corrientes", un tipo al que el narrador no volverá a ver tras el breve encuentro que se relata como imagen nostálgica, también simbólica, la del nortemaricano más triste del mundo.

EL GAUCHO INSUFRIBLE es el single del libro, fiel representante de la narrativa cuentística de Bolaño y, desde luego, el mejor de sus relatos. En él un viejo abogado, un juez llamado Héctor Pereda, vuelve desde Buenos Aires en plena crisis argentina -tiempos del corralito- a Álamo Negro, la finca que posee en el campo del sur, y poco a poco va introduciéndose al lector en un ambiente campestre de desasosiego y extrañeza o cierto desamparo que -junto a la inevitable sensación de peligro o amenaza que Pereda siente y el homenaje a las navajas borgianas que se hace aquí de manera explícita- hace que parezca que la historia vaya a romperse en pedacitos en cualquiera de sus momentos. La incertidumbre del protagonista surge a partir del cuento de Borges EL SUR, que el protagonista tiene presente todo el tiempo y que narra algo, los preliminares, del grave suceso que debió de acontecer a Juan Dahlmann en 1939, quien viajara al sur del país para reposar la convalecencia de una  una enfermedad grave que sufriera en Buenos Aires, y donde, sin embargo, su vida se ve gravemente amenazada a las primeras de cambio, practicamente al primer contacto con los que él mismo considera auténticos gauchos en sus conversaciones norteñas. El viejo de la historia de Bolaño -Héctor Pereda, el gaucho insufrible- adopta, así, una actitud altanera  y desafiante desde el principio tratando de no verse intimidado por los gauchos y de evitar el destino -incierto- de Juan Dahlman, es decir: envuelto en prejuicios literarios que quedan lejos de confirmarse en el trato real con la gente pacífica de este cuento, con una tierra yerma en la que los gauchos sobreviven de cazar conejos, como escenario patético y alejado del de los auténticos gauchos del cuento de Borges.

EL POLICÍA DE LAS RATAS, es uno de esos cuentos que terminan justo donde la acción apunta ya un desenlace que no sucede. Recuerdo esto en ÚLTIMOS ATARDECERES SOBRE LA TIERRA, por ejemplo, y también en otros. Véase igualmente EL SUR, de Borges, del que acabo de hablar brevemente: Juan Dahlman es obligado a emprenderla a navajazos, pero de esto ya el lector no sabe ni cómo empieza.  Es una historia de polis y asesinos, un relato narrado con las claves del género y con la particularidad de que sus personajes son ratas que se mueven por el alcantarillado de la ciudad, donde se desarrolla la acción y que no sé por qué me ha recordado a la manera en la Edgar Allan Poe contaba sus Cuentos de Terror. Además, como apunta Pérez Vega en su comentario, este cuento es concebido como continuación del que debió de ser uno de los últimos que escribiera Franz Kafka: JOSEFINA LA CANTORA, al menos es el que cierra la colección completa que editara Valdemar, la que tengo en casa. Así que con este dos son los cuentos de los que partieron otros tantos en esta obra que vio la luz cuando ya se había apagado la de su autor.

En EL VIAJE DE ÁLVARO ROUSSELOT Bolaño vuelve a la crónica de autor, al viaje, a la investigación literaria, artística. La historia de un escritor que es plagiado por un cineasta en varias ocasiones, y la búsqueda de dicho cineasta por el autor argentino. Es junto al cuento que da nombre al libro el mejor del conjunto y, como en el resto de sus grandes relatos, un aire melancólico e incluso triste invade al lector durante la lectura de su encuentro.

DOS CUENTOS CATÓLICOS ha resultado el menos accesible de los relatos. Está redactado a la manera que ya había leído en alguno que otro (creo que de LLAMADAS TELEFÓNICAS) y que consiste en ir enumerando los pasajes ordinalmente y de seguido, sin puntos aparte, como si se tratara del esquema de una historia que, de hecho, queda relatada. Pienso que me ha resultado el menos accesible de los relatos por su contenido místico y onírico, que me ha transportado un tanto al Ibacache de NOCTURNO DE CHILE pero que, por ejemplo, también me ha hecho pensar en LOS ELIXIRES DEL DIABLO, de ETA Hoffmann, quizá por la mezcla que hay de reflexión religiosa y maldad intrínseca. En cualquier caso parece claro que Bolaño trataba de mantener el misterio de una acción repulsiva, pues no queda totalmente desvelada.

Y, por fin, LOS MITOS DE CTHULHU, es el relato o conferencia que cierra el libro y en el que ya Bolaño se desmelena y se explaya en su visión particular de la literatura contemporánea, aprovechando para criticar a los autores más comerciales, no tanto por serlo sino por la manera en que llegaron a ello. Una crónica ácida que queda lejos del mejor Bolaño y de la que, sinceramente, poco bueno hay por sacar, no siendo la gracieta del chisme y algunas verdades cuando se está de acuerdo.

De esta manera el libro en el que me he acercado al Bolaño cuentista, que reúne todos con el título CUENTOS COMPLETOS -y supongo que efectivamente están enteros- cierra de una manera bastante aproximada a como empieza, esto es, con algunos consejos para escritores, con algunas críticas ácidas y un tanto frívolas. Transcribo aquí el comienzo de la colección completa, amodo de prólogo y, de paso, pongo la portadita del libro en cuestión:


PRÓLOGO:
CONSEJOS SOBRE EL ARTE DE ESCRIBIR CUENTOS.


Como ya tengo cuarentaicuatro años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos. 1) Nunca aborde los cuentos de uno en uno. Si uno aborda los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte. 2) Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si se ve con energía suficiente, escríbalos de nueve en nueve o de quince en quince. 3) Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, y además lleva en su interior el juego más bien pegajoso de los espejos amantes: una doble imagen que produce melancolía. 4) Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo y a Monterroso. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a BioY Casares, pero en modo alguno a Cela y Umbral. 5) Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura. 6) Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así. 7) Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de de Nerval! 8) Lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges. 9) La verdad de la verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra. 10) Piensen en el punto número nueve. Piensen y reflexionen. Aún están a tiempo. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas. 11) Libros y autores altamente recomendables: DE LO SUBLIME, el Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; LA ANTOLOGÍA DE SPOON RIVER, de Edgar Lee Masters; SUICIDIOS EJEMPLARES, de Enrique Vila-Matas, y MIENTRAS ELLAS DUERMEN, de Javier Marías. 12) Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.



viernes, 16 de diciembre de 2011

La pista de hielo

Roberto Bolaño, 1993.
Anagrama, 2009.

208 páginas / 16 €.

Lectura ligera esta que acabo de terminar y que comencé a la que cerraba el libro NADA, que terminaba con Andrea saliendo de Barcelona. LA PISTA DE HIELO es una novela escrita a tres voces. Una de ellas pertenece a Gaspar Heredia, quien  va a parar a Z -ciudad en la que se desarrolla la trama- desde Barcelona, de donde huye. Pero véase qué barcelonas tan diferentes son las de 1940 y la de 1990, qué huidas tan diferentes las de Andrea al final de su historia y la de Gaspar Heredia al principio de la suya.

Hay tres versiones no contradictorias de unos hechos que convergen en el argumento. Bolaño no sólo renuncia a contar los hechos objetivamente sino que saca partido a las perspectivas desde las que ciertos acontecimientos -como se verá- extraños fueron vividos. Esta propuesta polifónica es marca de la casa y ya habíamos dado cuenta de ella en ESTRELLA DISTANTE y LOS DETECTIVES SALVAJES, obras claramente superiores. Concretamente la primera de ellas, la del infame poeta-aviador Carlos Weider (personaje proveniente a su vez de la obra LA LITERATURA NAZI EN AMÉRICA), está construida con una sutileza tal que uno puede sentir el vértigo que produce los cambios de narrador. En Los Detectives ya esa sutileza desaparece para explotar el recurso coral al máximo, y entre el primer y último capítulo se desarrolla el grueso de la novela a la manera de la presente, sólo que en vez de leer los hechos según tres personajes que intervienen repetidamente y de forma sistemática el lector accede a la versión de quince o veinte voces distintas que, además, se  contradicen en muchas ocasiones y, digamos, intervienen de manera más desordenada y natural. En realidad lo que ocurre es que la presente es una obra de iniciación: es la primera novela de Bolaño, por eso aquí encontramos a sus poetas, sus investigaciones detectivescas y su prosa ágil y original de cuentista nato. Encontramos todo lo que Bolaño sería pero aún no era.

Entiendo, por tanto, que para el lector que ya conoce buena parte de la obra del chileno esta novela es prescindible, pues le ha de resultar repetitiva. Sin embargo yo la propondría como una buena obra para acercarse a Bolaño siempre y cuando, esto sí, se tenga en cuenta que da mucho más de sí. Sobre todo porque es de lectura muy ligera, de manera que casi sirve como calentamiento previo a la introducción seria en su universo. Insisto en que puede resultar un tanto decepcionante para quien ha leído sus obras sobresalientes pero nótese que ando lejos de decir que es una mala novela.

Pero yo quería hablar, claro, del argumento, y ya habíamos empezado a hacerlo: el mexicano Gaspar Heredia llega a Z huyendo de Barcelona. Allí será contratado por Remo Morán como vigilante nocturno del camping del que este es propietario. Este chileno formaba en la adolescencia y junto con el propio Gasparín -así se le conocía entonces según nos dice Morán-  un grupo de poetas en México, que ahora parece estar reuniéndose de nuevo en torno al camping. Con estos dos personajes -que de alguna manera se fusionan y confunden con los de Belano y Lima de otros libros, aunque no pueden identificarse entre sí- ya tiene el lector dos perspectivas de la historia. La tercera voz es la de Enric Rosquelles, técnico del área de servicios sociales del ayuntamiento de Z, que es el implicado más directo en el caso del asesinato del Palacio Bevingut, a lo que estamos.

Enric Rosquelles conoce a una patinadora, Nuria, que ha perdido sus patrocinadores y ha sido apartada del equipo nacional, sin capacidad de vuelta dada la falta de medios para entrenar que desde ese momento sufre. Gracias a la confianza y libertad con la que cuenta desde los principales ámbitos del Ayuntamiento Enric, enamorado de la chica hasta la médula, consigue construir en el antiguo palacio abandonado una pista de hielo - aunque ilegalmente- sobre la que ella pueda entrenar. Lo cierto es que la imagen del tipo reproduciendo LA DANZA DEL FUEGO en el radiocassette cada tarde en la sesión de entrenamiento que voluntariosa e inocentemente vigila es bastante romántica. Pero Bolaño construye un contexto un tanto oscuro y destartalado que protege una visión pesimista a la que el tono de los personajes declarantes invita desde el principio, tanto en el legendario edificio antiguo como en el camping Stella Maris. Entre ambos lugares se desarrolla la mayor parte de la acción, y en ellos se desenvuelven los personajes. Sobre la pista de hielo del palacio Bevingut aparece una mañana el cadáver de una persona asesinada.



martes, 8 de noviembre de 2011

PUTAS ASESINAS

Autor: Roberto Bolaño, 1997.
Editorial: Anagrama (compactos), 2003.

200 páginas
Pvp: 7, 50 €.

Bueno, por fin encuentro el momento para escribir esta reseña. Apenas logro hablar con el librero últimamente, que anda ocupado en menesteres del todo dramáticos, bastante cómicos -sea dicho-, y de lo más literarios... pero yo estoy aquí para hablar de mi libro: Putas Asesinas, colección de trece cuentos con un tema en común: el exilio chileno, los chilenos por el mundo que confluyen en el propio Bolaño, inmigrante en México durante algunos años y, como los propios personajes de sus cuentos, poeta itinerante.

Es cierto que el tema de los exiliados chilenos no es omnipresente, aunque esto es una perogrullada: los temas en Bolaño están ausentes, es una de sus características: a menudo esconde lo que trata de resaltar. Sin embargo, trato de decir que no es el del exilio chileno tema central de todos sus cuentos, aunque sí parece razón principal del libro. A parte de literatura, claro. Desde luego la literatura es protagonista absoluta de los últimos cuatro cuentos: DENTISTA, que desemboca en los relatos que de un pobre chaval de los suburbio lee el protagonista; FOTOS, en el que Arturo Belano repasa las imágenes y la biografías -imaginadas- de poetas franceses en una aldea africana, en una suerte de experiencia vital íntima; CARNET DE BAILE, en el que Bolaño aparece sin pelos en la lengua -presumo que Bolaño sin miedo a equivocarme- en el que ofrece una lista de escritores preferidos y denostados, y de la que sale especialmente perjudicado Pablo Neruda; y ENCUENTRO CON ENRIQUE LIHN, cuando este ya está muerto en una suerte de homenaje más bien surrealista en el que también aprovecha para ajustar -literariamente- algunas cuentas.

Los cuatro cuentos centrales tratan temas propios desde mi punto de vista. Fútbol y magia en BUBA; el protagonista de EL RETORNO está muerto y sufre la visión de su cuerpo a través del desdoblamiento del alma, y de lo que con él hace un diseñador llamado Villaneuve; en PUTAS ASESINAS Max apenas puede creer que se encuentre en una posición tan delicada tras intimar sexualmente con una puta que acabará matándolo; y PREFIGURACIÓN DE LALO CURA es un cuento en el que podemos leer al Bolaño que tan bien se desenvuelve en tramas que si bien no pueden llamarse policiales o de género negro si deben, en buena medida, ser leídas en esa clave pues sus personajes andan metidos en asuntos lo suficientemente feos como para que se los considere propios del género. Pero en Bolaño estos relatos son más psicológicos: a menudo el drama está en los elementos triviales y las circunstancias extraordinarias que los rodean son más bien el aliño necesario para caracterizarlos.

Además he encontrado un tema común para estos cuentos centrales, un tema que caracterizaría este bloque de cuentos por la desubicación de sus personajes. Digamos que veo cierto sentido en la colección que iría desde el exilio chileno en los primeros hasta el asentamiento de los últimos, de la mano de la literatura, y que es más bien falso por cuanto que también en ellos prima un ambiente desangelado: cabría decir resignación, y al escribir esto aún me viene a la cabeza Belano llorando mientras mira las fotos de poetas a los que no lee.

Así que llegados a este punto he de decir que han sido los primeros los que más me han gustado. El exilio y la huida son casi la misma cosa, se mezclan en hechos que no se suceden necesariamente pero que pueden hacerlo y el contexto habitual para contarlos es México. EL OJO SILVA es el relato estremecedor del hombre que así se llama y que cuenta al narrador real, nuestro protagonista, de manera que se crean dos planos, dos cuentos que se cierran a la vez, con las últimas palabras del Ojo; GÓMEZ PALACIO es un cuento que me pasó más bien despercibido la primera vez, y en el que el protagonista no puede escapar de su propia sensación -condición- de perseguido; ÚLTIMOS ATARDECERES es también para mi el mejor relato, el que más me ha hecho disfrutar, y en él el protagonista y su padre, ambos chilenos exiliados en México D.F, pasan unas vacaciones en Acapulco en las que Bolaño se deja entrever como el propio protagonista que es, en realidad, secundario de los hechos que protagoniza su padre, ex boseador, en una historia que no he podido dejar de ver como liberadora o catártica a pesar de que en ella se nos anuncia el desastre; DÍAS DE 1978 arranca en una fiesta de exiliados chilenos en Barcelona en la que el protagonista conoce a U, en un relato ciertamente inquietante; y en VAGABUNDO EN FRANCIA Y BÉLGICA, el protagonista sigue las huellas de un poeta desconocido y llamado Lefebvre que encontrará en una revista que cae en las manos del narrador, del cual si bien no se nos dice que sea ni chileno ni exiliado bien pueden presumirse ambas cosas.

En general el libro está recorrido por poetas desparecidos o muertos, intrigas y peligros que atosigan a los protagonistas, hechos surrealistas inquietantes y -sí- la soledad de los protagonistas: viajan, viajan mucho y conocen a otras personas pero, ni siquiera muy en el fondo, están solos: exiliados, huidos.Por ir cerrando diré que el libro cuenta con la ventaja no sólo de aguantar varias lecturas sino de necesitarlas. Su forma de narrar, su estilo, se mantiene intacto respecto a los otros libros que de él he leído. Yo siempre me imagino a Bolaño escribiendo como quien cuenta chismes o historias rodeado de una audiencia improvisada en, por ejemplo, una cafetería. Porque es un estilo ágil, de estructura lineal en la que el narrador se expresa de una forma natural y diría que calurosa. Le doy vueltas al asunto y pienso que es su principal característica. A veces me da la impresión de que Bolaño escribía de corrido, es fantástico.

sábado, 15 de octubre de 2011

La literatura nazi en América.

Autor, Roberto Bolaño, 1993.
Editorial, Anagrama, 2010.


25o páginas.
Pvp, 17 €.


Hace algunos días que he retomado a Bolaño. Me he decidido a continuar con esta obra tan curiosa que tiene estructura de diccionario pero que dista mucho de serlo, no ya sólo por su contenido -completamente ficticio- sino por el mismo estilo, que es el suyo ya conocido, y que tiene que ver mucho con la fabulación y  casi nada con el tono didáctico de los manuales. Es un manual ficticio que los seguidores de Bolaño utilizaremos alguna vez. Bolaño sorprende menos con cada nuevo libro (que leo), porque uno se espera cosas así, y porque de todo sobre el chileno se puede leer por ahí, y de todo se oye. La Literatura Nazi En América es Bolaño en estado puro: una colección de 30 relatos biográficos, con estilo ligero y cautivador, en la que se proponen historias atractivas y en la que un dilema o una paradoja la recorren de principio a fin: en calidad de qué están relacionadas la ética y la estética, la moral y la literatura. Es un plantemiento que el lector no sólo puede hacerse sino que debe hacerse. No lo hace el chileno explícitamente, él se fija en la paradoja de quienes sumidos en ideas que para la mayoría de la gente son despreciables muestran una sensibilidad hacia la literatura que es despreciada  por la mayoría. Que se me perdone el juego de palabras.

Para empezar tengo que decir que se trata de un diccionario que no existe, pues dos de los autores reseñados -Argentino Schiaffino y Willy Schürholz- aún no han muerto a pesar de que su biografía se presenta cerrada: el primero morirá en 2015 y en 2029 el segundo. Es decir este diccionario no lo puede haber escrito Bolaño, habrá que pensar que quizá lo escribirá Arturo Belano o alguien que aún anda vivito y coleando. Además, Willy Schürholz es discípulo de Ramírez Hoffman, el infame protagonista del último de los relatos -el mejor de todos- y de la novela ESTRELLA DISTANTE, mi primera incursión en el mundo Bolaño. Ya ven que tengo motivos para haber disfrutado esta lectura que de primeras había pensado más anecdótica que enriquecedora. Pero me he equivocado. Me equivoco tanto que ya ni me tengo en cuenta.

El mundo de policías, militares y espías, cuentas pendientes, viajes y asesinatos  está siempre rodeado de literatura y es a menudo planteado literariamente y por motivos literarios. Bolaño fue poeta y llevó vida de poeta. Sus personajes también. Por eso se arrojan al vacío con la seguridad de que no van a quedar estampados contra el fondo o, en cualquier caso, sabiendo que si sucediese tal contrariedad quedaría al menos una bonita estampa, algo así como morir por la causa.

El libro se divide en catorce apartados, trece de los cuales hacen referencia al perfil de los escritores reseñados -sagas familiares, corrientes, nacionalidades, etc...- y uno, el decimocuarto, es un epílogo para monstruos -así llamado- en el que se nos facilita una relación de personajes, editoriales, revistas, lugares y libros que han de completar el manual -ya digo que siempre literatura-.

De entre las treinta biografías me han gustado especialmente la de  Los Mendiluce, en el que la breve saga formada por la madre y dos de sus hijos evoluciona desde la poesía y la animación de las artes argentinas hacia la disputa de los hermanos por el legado materno (una revista literaria). Igualmente se puede observar la evolución política desde posiciones pragmáticas a otras de convencimiento absoluto en los extremos nazis. Ignacio Zubieta, colombiano de familia bien y talento innato que más parece pertenecer circunstancialmente a un ámbito político (y bélico)  del que nada cuenta en sus obras literarias. Irma Carrasco, poetisa mexicana de vocación mística, se casa con un estalinista que la maltrata y del que no logrará despegarse en toda su vida. Del alemán Willy Schürholz ya he dicho que a día de hoy aún debería estar vivo y, además, le quedarían dieciocho años de vida. Discípulo de Ramírez Hoffman su visión artística es deudora de la de aquel y sus montajes poéticos nos recuerdan a las contemporáneas performances: "Apoyado en un equipo de excavadoras rotura sobre el desierto de Atacama el plano del campo de concentración ideal (...)". La reseña de Amado Couto, brasileño del cuarentaiocho, es concisa y contundente, en apenas tres páginas se nos cuenta la breve biografía de un continuador de Rubem Fonseca, al que piensa en secuestrar en un momento dado, como impulso a la obsesión comparativa que tiene respecto a su más admirado antecesor. Harry Sibelius me ha recordado al propio Bolaño en su gusto por la creación (y aún recreación) de personajes y de temas variopintos, así como su gusto por los wargames.  Max Mirebalais, alias Max Kasimir, Max von Hauptmann, Max Le Gueule, Jacques Artobonito es el hombre de los mil nombres y así su obra se presenta bajo firmas distintas y se puede decir que  es creador de creadores, de manera de  conecta con el propio Sibelius por lo que ya he dicho y, por supuesto, con Hoffman, quien cierra el manual y que, como sabrán unos - también por los otros- es el personaje protagonista de la novela Estrella Distante, en la que también utiliza heterónimos, entre ellos el de Carlos Weider. Se trata de un personaje que lleva su idea de obra plástica y poética al extremo de la tortura y del asesinato. Y una diferencia importante que no es fundamental es que mientras que el capítulo aquí es narrado por el propio Bolaño el narrador de la novela es, sin embargo, Arturo Belano, lo cual no es exactamente lo mismo. Me pregunto si en algún otro título hay identificación entre ambos tan explícita como esta.

Finalmente, en el epílogo para monstruos están catalogados algunos de los más importantes personajes que confluyen con los reseñados en el diccionario. Se explaya algo en revistas como El Cuarto Reich Argentino y Pensamiento e Historia y, en fin, aún da la impresión de que podría seguir detallando su particular universo literario hasta el infinito. Con esta obra, la que le valió los primeros reconocimientos de la crítica, Roberto Bolaño convierte la circunstancia o la anécdota en tema de interés y, se podría decir, juega con los significados hasta hacer de una parodia de los diccionarios de autores un verdadero manual sobre el que me veo volviendo de vez en cuando, un diccionario de autores bolañescos.


miércoles, 29 de diciembre de 2010

NOCTURNO DE CHILE


Título, Nocturno de Chile.
Autor, Roberto Bolaño.
Original de 2000.

 Editorial, Anagrama.
150 páginas.
Pvp, 15 €.


Es este un libro que se lee de corrido porque no hay capítulos y en el que se habla con la voz de Sebastián Urrutia Lacroix, chileno de ascendencia francesa y vasca, conocido también como el cura Ibacache y que en un momento de debilidad en el que se siente morir da un repaso a su biografía,  entre grave y dudosa, quizá tratando de justificarse y puede que sin sentir la necesidad de hacerlo, para explicar algunos capítulos importantes. Aunque el hecho de que este hombre sea un cura da a esta historia aire de confesión.

Fue leyendo ESTRELLA DISTANTE como tuve un primer contacto con este personaje. En aquella ocasión el narrador, no confeso, era Arturo Belano y sus vidas se cruzaban en algún momento de la historia. Ya entonces pude saber que Ibacache es un reputado e influyente crítico literario que, sinceramente, no recuerdo que trabajo realizara entonces. Lo que aquí se cuenta es su formación personal, desde que dijera a sus padres que quería hacer carrera religiosa hasta que volviera un día a casa de María Canales, un personaje tan atractivo como siniestro, al que el cura termina por recomendar que rece, sin más.


Sebartián Urrutia conoció a Farewell, crítico del momento, en la fonda a la que fue invitado por este. Allí conoció, además, a Pablo Neruda, a cuyo entierro podrá asistir el lector más adelante. Las historias que el cura viviera en primera persona y las que le cuentan se van sucediendo como crónicas artísticas y políticas o filosóficas. El tono no abandona cierto aire humanista precisamente porque sólo (qué gran invento la tilde en este adverbio) manteniéndolo se puede ahondar en las cuestiones peliagudas. La historia de María Canales es paradigmática: programaba reuniones literarias en su casa de Santiago, la misma casa donde su marido torturaba a presos políticos, contrarios al régimen de Pinochet, el general que tomara las riendas de una "tierra fértil donde nuestros gusanos miden 40 cm."

Como siempre, abundan los pasajes que hablan de literatura (en un de mis notas tengo puesto que me entraban unas ganas tremendas de releer a alguno de los filósofos griegos, preferentemente presocráticos), y se podría decir que lo más característico de esta novela es su estilo. Sobre esto debo decir que por momentos me ha parecido poético o, incluso, lírico pero pensé en ello con cierto detenimiento y he llegado a la conclusión de que se debe a la retórica (habitual) de los curas católicos. Seguramente  también a esto se deba al tono humanista al que hacía referencia. Como a ello hay que añadir que buena parte de las historias relacionadas con el Chile más oscuro son, cuando menos, inquietantes, pues el resultado es cautivador y hasta escalofriante según los pasajes. Como se trata de un relato (de relatos) corto resulta, además, contundente, directo.

Bolaño se desentiende de las maneras habituales y se decide por un texto en el que la fábula (véase la historia maravillosa del zapatero, al más puro estilo europeo, o al general Pinochet tomando clases de marxismo con el propio cura) sustituye al realismo para lograr una sensación de inquietud, pesimismo e, incluso,  desprecio ante aquel trozo de la historia chilena que difícilmente se hubiera conseguido entrando a dirimir la cuestión  del porqué de algunas tristes vidas verdaderas.

Estoy pensando mientras hago esta reseña que, quizá, lo relea en los próximos días. A lo mejor me comento. A ver si estoy de acuerdo...

martes, 9 de noviembre de 2010

LLAMADAS TELEFÓNICAS


Título, Llamadas telefónicas.
Autor, Roberto Bolaño.
Edición en Anagrama Compactos de 2002.

208 páginas.
PVP, 7 €. 

Un total de catorce relatos componen esta obra en la que el chileno hace, desde mi punto de vista, un desacostumbrado ejercicio de costumbrismo (que se me perdone la gracieta, por favor), y en la que desde el  principio advierte de sus intenciones incluyendo en las páginas previas a la obra una frase de Chéjov,  uno de mis cuentistas preferidos. Bueno, la frase es esta: ¿Quién puede comprender mi terror mejor que usted? Y no sé de dónde la ha sacado ni qué quiere decir, aunque sospecho que Bolaño se dirige al propio Chéjov tomando prestadas sus palabras. Quién puede saber mejor que el ruso el  terror que otro escritor (grandote) sienta, ¿eh? Quién.

Bien. Lo del costumbrismo iba porque Roberto Bolaño retrata ambientes que, digamos, precipitan los sucesos, los hacen posibles.  Quiero decir que en sus relatos describe su universo, amplio, sus personajes habituales, sus tipos y sus tipas, sus estampas o paisajes. No son siempre los mismos y es por un motivo principal que me atrevo a llamarlos costumbristas: el chileno vuelve a lugares comunes, a sitios donde hasta el momento se ha desarrollado el resto de la obra  (y donde, previsiblemente, se seguirá desarrollando para mi) y a un personaje fundamental, que está presente de manera explícita en algunos de los relatos y al que se intuye en otros. Arturo Belano. En mis notas, las que corresponden al cuento EL GUSANO, uno de los que he releído, tengo puesto: otra vez Belano. Cabe suponer, a estas alturas, que simplemente se trata del alter ego de Bolaño. Qué les parece. ¿A que soy un hacha? Sólo he tardado tres obras en darme cuenta, y eso que me venían avisando. Pero bueno, es que he elegido leer a pelo. Prácticamente no sé nada del chileno ni de su obra, me he propuesto introducirme en ella de la manera más independiente posible,y me va bien: me estoy divirtiendo según se amplía un horizonte único. Y es que Belano, Chile, México, Sonora, Santa Teresa, Villaviciosa, Caborca,  Barcelona, detectives, literatura, cine, cárceles y comisarías, entre otros, son lugares que tejen este mundo que voy conociendo.

Pero por qué LLAMADAS TELEFÓNICAS. Bueno pues porque es una manera de escapar a la indudable ligazón que algunos de estos cuentos tienen con la novela de Bolaño. Es decir, aunque todos refuerzan el sentido de su obra también todos tienen el suyo propio y, además, incluso los que son de manera más explicita complementos a la biografía del poeta Belano, también ellos, pueden y deben leerse, al menos en alguna ocasión, como cuentos independientes. En cualquier caso las llamadas telefónicas que se producen en estos cuentos no son tantas como podría preverse y no siempre igual de importantes: hay veces que son necesarias para  el desarrollo de la historia y otras en las que sólo su ausencia las permite, como en el caso del que abre el libro, SENSINI, en el que el narrador se cartea con el autor argentino que lleva este nombre, un autor que una vez más se intuye como el propio Belano. La historia de dos caza premios literarios en el que la correspondencia epistolar es fundamental, y en el que la literatura se rebaja y ensalza a partes iguales y en el que el juego de la edad es protagonista.

El libro está dividio en tres bloques: Llamadas telefónicas; Detectives; y Vida de Anne Moore. Me han gustado más los que pertenecen al bloque del centro. En él el chileno Belano aparece o se le intuye todo el tiempo. Podría ser el protagonista de NIEVE, al que cuenta su historia Rogelio Estrada, una noche en la que toman unas copas juntos (primero se vacía la botella y luego el alma, o algo así), una historia rusa, de pendencias y capos, amores y literaturas, de sangre... Arturo Belano es el niño que conoce al hombre de La Alameda en EL GUSANO (juraría que hay un capítulo de LOS DETECTIVES SALVAJES en el que Ulyses Lima reconoce en este parque a Octavio Paz), personaje misterioso y que tiene en común con Belano muchos paisajes de Sonora...

Una característica común a estos cuentos es la distorsión, ya típica, que se hace en el narrador. Generalmente logra dar cierto grado de verisimilitud al cuento, que es sin duda un relato que se cuenta. Parece un contrasentido pero la fuerza de la narración está, precisamente, en su falta de fiabilidad: aquí lo importante es contar bien las cosas, con gracia, y está claro que cada uno ha de hacerlo a su manera. y siempre procurando que interese. Y en ello está la fuerza de la narración porque le da cierto aire legendario, como si lo que se cuenta hubiera pasado ya la época de las conjetaras. Lo que se dice, verdadero o falso, es lo que importa: "En cierta ocasión, después de discutir con un amigo acerca de la identidad peregrina del arte, Amalfitano le refirió una historia que a él le contaron en Barcelona". Así es como empieza OTRO CUENTO RUSO..

De nuevo Belano aparece narrado en el diálogo que los detectives Arancibia y Contreras mantienen en el relato DETECTIVES, en  el que se nos narra un nuevo capítulo de la vida del chileno que a los quince años se fuera a vivir a México, una de esas historias que logran que el lector pierda pie con sucesos banales, a los que uno no suele dar mayor importancia, pero este pertenece ya al tercer bloque.


En esta última parte Bolaño retrata, además, a cuatro mujeres, Sofía, Clara, Joanna Silvestri y Anne Moore. De entre ellas las tres últimas dan título al relato en el que aparecen y que, además, protagonizan. Son historias que, según he pensado luego, tienen que ver con algunas de las narradas en el primer bloque, al menos en el tono en el que se cuentan: mujeres que se mueven por espacios peligrosos tras no cuajar las relaciones que con sus compañeros mantuvieran, a veces condenadas al fracaso... Además, en el caso de VIDA DE ANNE MOORE se hace necesario recoger, una vez más, la perspectiva desde la que se cuenta: el narrador nos cuenta la historia de ella desde antes de conocerla y hay momento en la historia en el que narrador y narrada se conocen. Estructuralmente me parece muy original.

 En el primero de los bloques la literatura es protagonista. Lo es, desde luego, de SENSINI, pero también en HENRI-SIMON LEPRINCE, donde un escritor mediocre justifica su devoción ayudando a otros escritores, ya reputados, o en ENRIQUE MARTÍN al que ya voy suponiendo en alguna otra histortia porque en esta se nos presenta su mala relación con Arturo Belano: "ahora era a mi al que le tocaba huir", nos dice Belano al final del cuento. Qué decir, en el mismo sentido, de UNA AVENTURA LITERARIA en el que un escritor ataca subrepticiamente a otro en una novela a la que este otro critica positivamente, ayudándola con su proyección comercial, de manera que se establece una relación bastante extraña entre ambos, camino de un encuentro interesante. Es precisamente el cuento LLAMADAS TELEFÓNICAS el único que no habla de literatura (quizá lo haga de pasada y no lo recuerde), y el que trata hechos más convencionales, si no del todo convencionales, porque algo hay siempre de extraordinario.

Y nada más respecto a Bolaño de momento. Tan sólo que leeré próximamente NOCTURNA DE CHILE, como bien se me ha aconsejado y que quizá, porque ya vengo mordiéndome las uñas últimamente, vea antes el video que sobre el chileno echaron por la tele hace unos días, pues no puede verlo. Había leído por algún sitio que los cuentos de Bolaño no son tan buenos como la novela pero creo que el que escribía esto se equivoca. Tampoco es que sean mejores. Hasta donde sé Bolaño es escritor de relato. A veces muchos relatos conforman una novela. Por cierto, si están interesados en ver el video que les comento pueden picar en la imagen.

miércoles, 13 de octubre de 2010

LOS DETECTIVES SALVAJES


Título, Los detectives salvajes.
Autor, Roberto Bolaño.
Original de 1998.

Editorial, Anagrama.
Serie compactos.
615 páginas.
Pvp, 14, 50 €. 

Pues la verdad es que han pasado ya unos días desde que terminé esta historia que son tantas. Seguiré la pista Bolaño durante las próximas semanas, aprovechando la carrerilla, las ganas que me han dado esta lectura sabrosa como pocas. La historia de dos visceralistas, de dos poetas que encabezan un grupo literario iniciado en Méjico por Cesárea Tinajero en los años veinte. Arturo Belano y Ulises Lima son ahora los recreadores y líderes de esta corriente o grupo que estuvo desaparecido desde que desapareciera la propia Tinajero.

De estos jóvenes poetas mexicanos (de origen chileno Belano) vamos a saber, en primer lugar y gracias al joven Juan García Madero, que son enemigos confesos de Octavio Paz, tanto como seguidores acérrimos de la Tinajero, nombres que, al fin, parecen referencias máximas de ellos, tan importantes como difusas y que cumplen con el cometido de situarlos en el mapa literario. Al menos pretendidamente. Sabremos también que tienen cierta tendencia a desaparecer o que viven del tráfico de marihuana, sustancia que se consume a menudo entre las páginas de la primera parte de la novela.

El diario de Juan García Madero sitúa, a su vez, al lector, en el México de mediados de los setenta, concretamente a finales de 1975, cuando este joven estudiante de derecho es invitado a formar parte de la pandilla (como el propio Belano la llama), tras coincidir  con miembros de  aquella en talleres literarios que, como en ESTRELLA DISTANTE, están muy presentes al comienzo del libro. Como se ve otra vez la poesía es elemento fundamental en la composición de la novela y, más concretamente, razón primera y última por la que esta historia es. 

García Madero, joven poeta que acostumbra a presumir de sus conocimientos literarios y que se ve, de pronto, formando  parte  de este grupo literario de nombre apropiado sumerge al lector en una novela de iniciación que recuerda pasajes y situaciones de obras como EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO (se me ocurre), en las que jóvenes adolescentes reabren los ojos de forma presurosa dejando atrás  la visión infantil de un mundo que deja de ser el que se muestra desde la familia.

Abandonará los estudios y la casa de sus tíos, donde vivía, para adentrarse de lleno en una forma de vida seguramente más emocionante de lo que desde su perspectiva previó, más bien porque el sexo, reciente, cobra un protagonismo que cabría calificar de absoluto si no fuera por la propia poesía. En los días posteriores conocerá a la mayoría de componentes del  realismo visceral: María Font, Catalina O´Hara, Angelica Font, Ernesto San Epifanio, Rafael Barrios, Jacinto Requena, Felipe Müller, Pancho Rodríguez, Moctezuma, Piel Divina y alguno que se me escapa..., además claro, de Arturo Belano y Ulises Lima, los grandes (¡hasta qué punto!) personajes de esta obra. 

Así será trazada  para el lector una primera impresión de nuestros poetas, la que queda impregnada en el diario de García Madero, el chico que conforma, junto a Belano, Lima y Lupe (la mujer en apuros que perfila a los tres jóvenes con rasgos heróicos) el cuarteto de detectives (aunque sólo dos lo sean de manera estricta) que sale en busca de Tinajero, a la que cabría calificar de ídolo. Estamos al final de la primera parte, justo antes del grueso del libro, de lo auténticamente original y de lo genuino de  Roberto Bolaño.


Este, el de los ídolos, es, según me parece, uno de los temas de los que la novela trata. Porque quien dice ídolo se está refiriendo al símbolo, a la persona exaltada que no puede ser persona real, sino imagen de quien idolatra. Arturo Belano y Ulises Lima saldrán a buscar a una persona que contenga su imagen de Cesárea Tinajero, algo que quizá pretendan como equivalentes en su ingenua percepción juvenil de las cosas. Craso error. Los ídolos se idolatran desde la distancia o dejan de ser ídolos. Y conocer a la persona es, siempre, para bien o para mal, matar al ídolo.


El caso es que la iniciación de García Madero en el grupo de visceralistas y la escapada hacia Sonora en busca de la Tinajero envuelven el grueso de la novela. Es decir, la narración por parte de García Madero que es lectura de su diario comienza y termina la novela, justifica la necesidad del gran nudo central que es la pura alegría, recreación literaria con todas las letras, disfrute sin más del arte de contar historias porque no puedo ver al chileno más que divirtiéndose escribiendo esta gran obra que se lee con avidez, con la convicción de estar uno realizando un hallazgo (por supuesto que personal).

Entre 1976 y 1996 Arturo Belano y Ulises Lima recorren diversos países del mundo después de emprender el viaje en busca de la Tinajero, después de separarse de Juan García Madero, de Lupe y aún de hacerlo entre sí. De ellos sabemos gracias a los distintos testimonios de personas que los conocieron. Se produce de esta manera una inversión en la acción, detectivesca, de la obra, desde la búsqueda realizada por ellos hacia la que de ellos se produce.



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Si hubiera que apuntar qué es lo más característico de la novela frente a otros géneros como, por ejemplo, el cuento no cabría apuntar a la extensión.  Habría que decir que lo más característico, aquello que lo define, es la riqueza de sus personajes, la complejidad de sus personalidades y, en definitiva, su componente psicológico. Es en este sentido, por ejemplo, en el que se ha pretendido llamar novela a LA CELESTINA. Y es la razón por la que se conoce a DON QUIJOTE (no así Cervantes, que jamás lo consideró, frente a las ejemplares, novela) como una de las grandes pioneras del género. Es decir, a partir de cierto momento la narración que ya estaba en las novelas pastoriles o en los romances o en los cuentos adquieren un grado de complejidad en los personajes que va más allá de los estereotipos, seguramente porque en ellos se trata ya de retratar más que de ejemplificar, de aleccionar al lector.


Bien. Que se me corrija si me equivoco, pero desde entonces hasta nuestros días toda narración contaba como elemento fundamental, necesario, con un narrador. Este podía ser el propio protagonista de la historia, un personaje más, o el propio escritor, por lo que  el narrador quedaba, por tanto, fuera del libro y con el control absoluto de todos los personajes, de todas las psiques: habría que decir que en ese sentido la narración más rica es siempre la del narrador omnisciente  Pero este tipo de narración es rica por cuanto que es capaz de retratar a todos los personajes de una obra y, sin embargo y en otro sentido, uno al que generalmente no se le da mayor importancia, es muy pobre.

Arturo Belano y Ulises Lima son personajes superiores a los de las novelas convencionales. Porque lo que Bolaño nos ofrece de ellos es la perspectiva de aproximadamente cuarenta personas que los conocieron, que estuvieron con ellos durante algún tiempo de sus vidas. Durante cuatrocientas páginas desaparece el narrador para dar paso a distintos interlocutores que dan cuenta de sus vivencias desde México, España, Estados Unidos, Israel, Francia y no sé cuántos países más (Nicaragua... en fin...) con dos tipos atractivos para algunos  y repulsivos para otros, depende de quien cuente la historia, pero personas tras las que el lector se ve viajando también, tratando de atraparlos mientras comprueba que es, sin embargo, incapaz de hacer  tal cosa. Porque ellos son inasibles, igual, he aquí la cuestión, que las personas reales, las de cada día de nuestra vida: por ejemplo.

Porque igual que ni quien esto escribe ni quien lo lee es la misma persona para menganito que para fulanito (valgan los extremos) ni para sí, de igual modo los personajes de una novela no habrían de ser los mismos para quien nos los cuenta que para otra persona cualquiera. Se da la circunstancia de que en el caso del narrador omnisciente esos personajes son inventados por ese narrador y no por ningún otro, y no hay posibilidad alguna de que los personajes sean de otra manera. Sin embargo, cuando el narrador es un personaje de la historia el lector tiene un conocimiento sesgado de los demás: ve desde la perspectiva única de uno de los personajes. Esto es, desde luego, una característica que puede explotarse y a la que cabe sacarle jugo, de manera que el lector se sienta identificado con el mismo narrador y se vea involucrado totalmente en la novela (no sé por qué estoy contando tantas cosas que todo el mundo sabe).


(Ah, sí): Bolaño decide, sin embargo, profundizar en lo contrario, hace desaparecer al narrador y deja al camino libre a los otros personajes, que se explican. Son ellos mismos, los personajes que conocieron a Belano y a Lima los que nos hablan, quienes nos cuentan la historia. Si a la novela cabe caracterizarla por su componente psicológico LOS DETECTIVES SALVAJES es una novela sobresaliente. Ya pude ver algo de esto en ESTRELLA DISTANTE: Bolaño crea unos personajes legendarios, de quienes tan sólo sabemos de oídas, a través de fuentes  que no pueden ser siempre fidedignas ni fiables. De esta manera la percepción del lector es variable: desde la idealización hasta el desengaño o la indiferencia. Entre el ídolo y el don nadie, entre el símbolo y la persona Tinajero, Ulyses Lima y Arturo Belano tanto pueden estar continuando la estela idealista de la poeta como la más ordinaria, la de la mujer que está de vuelta de los sueños: unos chicos que se van haciendo mayores desde una perspectiva  poética de la vida que sólo puede darse en el enfrentamiento con la realidad o realidades. Pero no hay  por qué tomar partido por una de estas visiones o, por lo menos, no hay por qué acertar..


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Al final, lo que queda es, como ya pasara en ESTRELLA DISTANTE en formato más pequeño y de manera menos explícita, un gran número de historias muy bien contadas que, además, se relacionan, interactúan porque donde unas empiezan acaban otras y, a veces, coinciden en el tiempo y en el espacio, sin perder de vista nunca la referencia máxima, el sentido primordial que es el retrato de los dos protagonistas que, visceralistas o pertenecientes a cualquier otra corriente literaria o ideológica, hacen de la poesía razón de sus vidas, de manera que es ésta la que pone en marcha la trama y lo único que parece salir siempre indemne de cuanto sucede en sus vidas: el gusto por la lectura y por la escritura de poemas. Por eso el lector puede que este persiguiendo poetas malditos, fuera del circuito comercial, de  los reconocimientos: casi ningún otro poeta de los que aparecen en la obra ha oído hablar de ninguno de los dos, salvo los propios visceralistas. Es verdad que el lector no es capaz de atraparlos, pero ahí esto también tiene una lectura poética. A propósito de la cuestión de los ídolos veo equivalente el viaje de ellos dos en busca de Cesárea Tinajero al del lector en busca de ellos.




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Me quedan un par de dudas que quizá alguien pueda aclarar. Una de ellas es la de los otros interlocutores. Es decir, cada uno de los cuarenta personajes que parecen estar conversando o respondiendo preguntas, ¿a quién (quiénes) se dirigen? Una cosa tengo clara: no siempre a la misma persona. Está claro, por ejemplo, que el interlocutor de Andrés Ramírez es el propio Arturo Belano, pero Arturo Belano no puede ser el oyente de la mayoría de testimonios, en los que se está hablando de él.  Por otra parte, podría pensarse que Lima es el oyente de los testimonios que hablan de Belano y viceversa. Pero en algunos de estos relatos aparecen ambos... Puede haber policías, amigos, puede ser el propio García Madero... no lo sé: pueden ser todos y no ser ninguno sin que tenga esto mayor importancia... 

La otra duda se me crea a partir de una conversación (escrita) que mantuve con David Pérez Vega en la entrada correspondiente a ESTRELLA DISTANTE. En un punto de ella mi colega  escritor se refiere al narrador (del que no se dice el nombre en ningún momento, según recuerdo) como si fuera Belano, que es (aunque se me olvidó mencionarlo en la entrada original) chileno. Además se da la circunstancia de que Abel Romero, el policía encargado de ajusticiar a Carlos Weider al final de aquella novela aparece también en LOS DETECTIVES SALVAJES, en el que da su testimonio sobre Belano.

En fin que, como verán, Bolaño da mucho de sí y, aunque siento  dolorosa la extensión de la entrada, sé que me quedan muchas cosas de las que hablar.





P.D. Creo que el autor real que más (y mejor) aparece en este libro  es Alfonso Reyes.

sábado, 11 de septiembre de 2010

ESTRELLA DISTANTE.

Título, Estrella distante.
Autor, Roberto Bolaño.

Original de 1996.


Editorial Anagrama,
colección Compactos.

157 páginas.
PVP, 7 €

Esperaba mucho de Bolaño. No me gusta ser grandilocuente. Mi lectura de este libro respalda las opiniones un tanto desmadradas que uno puede encontrarse por ahí a propósito del autor chileno. Es un narrador tremendo, según me parece. Cuando cerré este pequeño libro hace uno o dos días (ya no recuerdo cuándo porque sigo sumergido en el chileno y siempre que me hundo tanto pierdo la noción del tiempo y todos los días me parecen festivos) me quedó un regusto sofisticado, y la sensación de que difícilmente podría hacer una reseña que lo mereciera.

Digo yo que habrá regustos sofisticados de distintas especies pero no es a lo que voy, me estoy expresando mal: el saborcillo que me ha quedado en lo grueso de la lengua es a sofisticación, pero me estoy expresando muy mal, porque la prosa de Bolaño fluye y es, por tanto, natural. Natural y refinada a la vez, sencilla en un estilo y en una estructura que cuentan, sin embargo, sucesos complejos, extraordinarios, componiendo un libro fácill de leer... quizá todo ello pueda simplificarse en esta: Bolaño fue un gran fabulador y una gran contador de sus historias. Por lo menos el Bolaño de ESTRELLA DISTANTE y, por lo que llevo leído, de LOS DETECTIVES SALVAJES.

No sé qué opinar sobre ciertas ficciones. He leído en un blog bastante visitado llamado EL LAMENTO DE PORTNOY que su autor hizo consultas sobre los personajes de la novela LA LITERATURA NAZI EN AMÉRICA con la intención de despejar la duda de si Bolaño se basaba en personajes reales a la hora escribir sus historias. Me ha pasado lo mismo. Busqué en la red algunos nombres. Todos los personajes de ESTRELLA DISTANTE existen, son tan reales que sólo puede encontrarlos uno más allá de la vida ordinaria. No en la red. Menos más acá. Por otra parte, encontrarse en la calle con cualquiera de ellos sería peligroso pues hay varios sentidos en los que una persona puede serlo, y un poeta mediocre puede arruinarte la vida antes que un asesino en serie...

He dicho alguna vez que disfruto mucho con la construcción de la reseña de mis lecturas, la que de uno y otro libro voy dejando por aquí, cuando no hay imperativo del librero en contra. Casi siempre es como una segunda lectura, un análisis postrero que me ayuda en su captación, que me marca para bien o para mal, para dejarme la huella definitiva, verdadera. Hace tiempo que este blog es necesario. Pero me he encontrado con Bolaño. He leído con avidez, he hecho caso de mis amigos, he sido bueno y cuando he cerrado el libro he sentido que nada más me quedaba por hacer, salvo leerlo otra vez. Pero me he sentado al teclado, he seguido la costumbre también.

Por qué me ha gustado la novela. Pregunta pertinente: qué es lo que me ha hecho disfrutar tanto de ESTRELLA DISTANTE. Me lo estuve preguntando. Creo que la clave está en sus personajes, en su retrato. Es cierto que hay una historia muy interesante, la del poeta aviador, Carlos Weider, que adopta nombres varios, cuyo rastro se pierde tras desvelarse él mismo en una especie de clímax poético que lo inculpa como criminal. Es cierto que la historia en la que el narrador se involucra es atractiva, con sus elementos de género negro, que varias historias se entretejen con suma elegancia aunque son de por sí valiosas... todo esto es cierto e innegable... pero, ay amigo, los personajes de esta novela... qué personajes...

La literatura es elemento fundamental. Se es poeta o lector casi siempre. Bibiano O´Ryan y el narrador son buenos amigos, junto con otros poetas forman los primeros pobladores de la novela, habitantes de Cocepción (Chile), el caldo de cultivo a partir del cual esta historia, pretérita, se precipitó un día: Verónica y Angélica Garmendia, Marta la Gorda, Juan Steiner y su taller de poesía, Diego Soto y el suyo son personajes que contienen la mayor parte de cosas importantes que se dicen, capaces de situarnos antes y después de la explosión que es el golpe de estado de Pinochet, hace hoy treintaisiete años. Entre los compañeros poetas y de taller uno particular: Alberto Ruiz-Tagle, el chico sereno, inteligente y autodidacta que provocara la admiración de casi todos, la estrella que mantenía la distancia. Cuyo rastro se pierde entre otros nombres (uno de ellos verdadero, Carlos Weider), entre espectaculares apariciones públicas y sucias actividades clandestinas, entre ciudades y continentes después de 1973, entre poesía y sangre.

En su búsqueda media el desarrollo de la mayor parte de los personajes de la novela, de los poetas Steiner y Soto, de las hermanas Garmendia, de Bibiano O´Ryan, que es enlace necesario entre el narrador y Weider, de algunos otros que aparecen sólo después, como el escritor Muñoz Cano o el crítico Ibacache... el policía Abel Romero, las vidas de todos ellos son primordiales en la novela porque le dan su sentido. Todos tienen algo que decir, una versión, una parte de alguna versión, pueden aportar una mirada de Weider o suponer un eslabón en el camino hacia la estrella.

Pero el mayor logro está no tanto en prestar atención a estos personajes, gracias a lo cual gozan ellos de una credibilidad absoluta, sino en la recreación que hace de ellos. En Bolaño el retrato de los personajes no es un paso necesario para el buen desarrollo de la trama, es mucho más, es la esencia y su mayor logro, vidas maravillosas en el peor de los casos. Cada una de ellas es un relato interesante, como gregario de lujo del principal, el del chico poeta que fue oscuro desde el principio y hasta el final, pese a su propia luz.

Me quedan por reseñar algunas cosas que, sin embargo, son elementos a los que recurre en el libro que ahora leo: LOS DETECTIVES SALVAJES (procuro hacer caso a los consejeros). Importante me parece, en este sentido, la cuestión de los autores, de los poetas reales que en boca de los personajes aprecen una y otra vez. De momento me parece que Enrique Lihn podría ser tomado como uno influyente. Hay más. Espero poder hablar de ello con detenimiento.