Los que de manera más o menos habitual siguen este blog saben ya que el librero pasa de vez en cuando alguna racha de ausencia cibernética y que, la mayor parte de esas veces, se debe a cierta querencia teatral. Enredado últimamente con una adaptación de EL CABALLERO DE OLMEDO este mes de mayo el blog de libros ha estado practicamente cerrado. Este trabajo -divertido- ya está terminado -salvo algún ajuste que aún se pueda hacer- y en buena parte vuelve el tiempo robado a este espacio. Sin embargo, FRANCACHELAS, el grupo aficionado al que el librero pertenece desde sus inicios -hace unos trece años- está también preparando obra, y todo apunta a que finalmente se pondrá sobre las tablas FUERA DE QUICIO, de José Luis Alonso de Santos. Por mi parte necesito escribir en LA TIENDA DE LOPE. Bien: el librero y yo hemos llegado a un acuerdo sencillo, práctico.
José Luis Alonso de Santos. |
Fuera De Quicio es una obra de locos, tan de locos que los componentes del grupo no acaban de ponerse de acuerdo en su lectura. Esto implica que si yo escribiera aquí una sinopsis para alguno de sus miembros se trataría más bien de una versión del original, aunque desde mi punto de vista se tratase de la única interpretación posible. Voy a proponer en cualquier caso la lectura que yo he hecho, calcada -como comprenderán- a la del propio librero, a quien no le puedo negar su sinceridad para conmigo en esto: escribes lo que yo te diga o nada. Es decir, se tratará con esta cuestión de matar dos pájaros de un tiro. A saber: por un lado se avanza en la interpretación de la última obra que Francachelas piensa poner en marcha este otoño-invierno y por otro se actualiza el blog pues, al fin y al cabo, Fuera De Quicio cumple con dos premisas necesarias para aparecer en este espacio: es literatura de ficción y su original está escrito en español.
Bien, se puede empezar fácilmente por decir que literariamente es paupérrima. No pasa nada. Se trata de un guión, ocurre tantas veces que a nadie asusta. Si uno aborda su lectura como la de un cuento o una novela se sentirá decepcionado, no hay mucho en limpio que sacar, salvo cierta agilidad en los diálogos que, en cualquier caso, también está orientada radicalmente a su puesta en escena. Digamos que esta manera de plasmar las tramas en papel abunda entre la dramaturgia -que conozco- aunque no es condición necesaria y cabría decir al respecto que los grandes dramaturgos de la historia fueron también grandes escritores: pero no es el caso de Alonso de Santos.
El librero ha sido y aún sigue siendo una de esas personas a las que interesa la pareja de dicotomías objetividad-subjetividad // realidad-ficción y sus pinitos literarios han ido más bien ese sentido. Encontrarse con esta obra ha sido una buena oportunidad de adentrarse de nuevo en dicha polémica -que cabría relacionar con la epistemología o teoría del conocimiento- y que, por empezar por algún sitio, diré que resulta que dice el librero que no le gusta planteada en esos términos o, mejor, que más le parece que la realidad es subconjunto de la ficción: las cosas son como las vemos, como las sentimos, y es imposible tener un conocimiento objetivo de ellas, libre de perspectiva.
Bueno, digamos que Fuera de Quicio tiene dos tramas:
1. Trama principal. Cuatro internos de un hospital psiquiátrico, dos hombres y dos mujeres, aprovechan la mínima oportunidad que se les brinda para tratar de pasarla juntos: quieren hablar, bailar o, directamente, saborear los placeres carnales. Aunque comparten edificio hombres y mujeres están separados y viven en pabellones distintos por lo que su encuentro a menudo implica incumplir las reglas. Su necesidad de encontrarse una y otra vez responde -debe hacerlo- al hecho de que el equipo médico no es tan moderno como el director dice todo el tiempo y el trato que se da a los locos no permite que se desarrollen afectuosamente ni de manera natural. De hecho, el centro sirve al Director de tapadera de un negocio de plantación y venta de coca, para lo cual se aprovecha de las internas, que son las encargadas de embolsar el polvo blanco para su posterior distribución, con la excusa de un taller terapeutico, algo alejado de un verdadero tratamiento psiquiátrico. Así que este par de parejas se busca la vida por su cuenta.
El caso es que cada vez que los cuatro internos logran reunirse para estar solos, compartiéndose, algo raro ocurre (extravagante, esperpéntico, misterioso...), algo que les saca radicalmente de su momento de disfrute y que les aturde e intriga tanto que no pueden sacáselo de la cabeza. Es un hospital psiquiátrico y es una cárcel porque Antonio, Antoñita, Juan y Rosa tratan de ser libres y no lo logran, no se les permite. Cuando cuentan los hechos extraños que han vivido son tratados con electroshock, lo que aún confundirá más sus mentes, su concepto de la realidad y por ello, también el del espectador, que no puede ver más allá de lo que ven ellos.
Así las cosas el humor de esta comedia es ácido todo el tiempo y se encamina hacia un final desalentador: justo cuando creen haber podido evitar la intromisón de sucesos externos en su último encuentro, ya listos para hacerse del todo la ilusión de su propia conquista -casarse, tener hijos, ser personas ordinarias...- un objeto simbólico hace acto de aparición: representa lo infructuoso de su intento, están todos bajo el control de su enfermedad. Hasta qué punto su enfermedad es la propia y hasta qué punto viene influenciada por el personal del hospital es la duda que me queda y, además, creo que es la duda que Alonso de Santos pretende dejar como poso. Creo que es suficiente conque quede la sospecha, las sociedades son así: una mezcla de visiones personales y perspectivas impuestas, de interpretaciones propias y de interpretaciones que nos vienen dadas . Estoy ya en el punto 2.
2. Trama secundaria. Esta otra línea argumental está compuesta, precisamente, por los extraños sucesos que ocurren cada vez que las dos parejas se quedan solas. Aparece la mujer del director muerta, en otra ocasión encuentran al Director y a la Madre Superiora follando, aparece muerta la enferma Santa Teresita de Jesús, aparece, como resucitada, doña Asunta, la esposa del Director, y, finalmente, la cosa se desmadra tanto que los sucesos se convierten en una película de espías indefendible desde la cordura. Hay, por tanto, asesinatos y una investigación, sospechosos y vueltas de tuerca que descolocan tanto a los protagonistas como a los espectadores... pero algo estrictamente real queda siempre: la sospecha. Desde la perspectiva de los locos hay un intento desesperado por parte del personal de la clínica porque ciertos hechos -que suponen que tienen que ver con el negocio de la droga- no se conozcan.
Bien, en realidad el punto 2 se puede explicar más, se puede explicar hasta el infinito, pero me parece difícil que pueda explicarse mejor, que vaya a sacarse nada en claro con ello. La otra versión que hay en el grupo tiene el empeño de dirimir qué es verdad y qué mentira de cuanto en la trama que a mi me parece secundaria ocurre. Es decir, esa versión con la que no estoy de acuerdo toma el punto 2 como trama principal y, efectivamente, en ese caso se hace necesario explicarla. Creo que ahí está la diferencia fundamental de las dos versiones.
En unas horas hago otra entrada, en ella plantearé mi esquema, cómo veo las escenas. A ver qué les parece a los teatreros y a quienes quieran participar de la polémica. Por cierto, de momento abro comentarios.
Hola Peri, me alegro de verte por aquí de nuevo. No conozco esta obra de Alonso de Santos (no soy lectora de teatro habitualmente, aunque conocí al autor en mis estudios). Me gustaría preguntarte en qué sentido consideras que es una obra literariamente "mala", teniendo en cuenta que las convenciones del teatro son totalemente distintas a las de la narrativa. Creo que en teatro la valoración estética ha de venir por otros parámetros distintos. Si literariamente no tiene calidad, ¿cómo puede tenerla en las tablas? No sé, estoy un poco intrigada, porque además la trama que desgranas en tu post sugiere una obra más que interesante (me recordó un poco a la peli Alguien voló sobre el nido del cuco, aunque, claro, sin haberla leído, no se debe opinar).
ResponderEliminarSaludos
Hola, Ehrengard. Bueno, gracias por comentar, que tengo el blog un tanto descuidado últimamente.
ResponderEliminarEfectivamente creo que simplifico un tanto al calificar la obra de mala literariamente: la considero mala en el sentido de que no aguanta una lectura tranquila en el silloncete de casa porque está estrictamente encaminada a su puesta en marcha sobre el escenario. Y sí, efectivamente la valoración estética debe hacerse de manera distinta a la de la novela, el cuento o la poesía pero hay que tener en cuenta que estos géneros tienen en común con el teatro la obra escrita, y que hay textos teatrales cuya lectura puede disfrutarse perfectamente como en el caso de los otros géneros literarios, sin necesidad de verla representada. A eso me refiero.
En cuanto al hecho de que te recuerde a ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO tengo que decirte que me parece perfectamente natural. Algunos miembros del grupo han puesto sobre la mesa LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS, novela en la que, al parecer, queda la sospecha de si el interno protagonista está o no loco.
Mi experiencia personal con esta obra está siendo un tanto difícil por cuanto que no acabo de asirla. De momento la interpretación que más me convence es la mía, la que hago en esta misma entrada, pero me doy cuenta de que tiene sus dificultades a la hora de ponerla en marcha. A ver si reúno un poco más de fuerzas.
Sobre locos, cuerdos y sospechas en un manicomio, "Pepa Niebla" del mismo Luca de Tena. Ha caído en el olvido frente a "Los renglones torcidos de Dios" y, en mi opinión, no desmerece.
ResponderEliminarSe te saluda.
Hola, Impenitente, gracias por pasar -por todos los sitios del librero-. Prometo ser un tipo con un mínimo de sentido común en cuantito que me centre un poco. Gracias también por la referencia bibliográfica, me vendrá bien pues al final se ha impuesto la versión del librero: creo que tiene que ver con el hecho de que sea el más amenazador de todos los miembros del grupo.
ResponderEliminarNo sé qué tal llevas a la Laforet, pues fui tan listo que al poco de saber que lo estabas leyendo cerré comentarios (de verdad que no tengo muy claro por donde ando últimamente). Por mi parte ahora entraré de lleno en el teatro dorado, que quiero escribir un poco sobre el festival de Julio: Olmedoclásico.
¿Laforet? Autocitándose, que es gerundio:
ResponderEliminarhttp://loscariacontecidos.blogspot.com.es/2012/05/nada-y-los-dorados-zumos-de-luna.html