jueves, 11 de febrero de 2010

JORGE LUIS BORGES.


Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires, un veinticuatro de agosto de mil ochocientos noventa y nueve. De abuela materna inglesa en casa le llamaban Georgie y fue bilingüe desde pequeño. Además, su acercamiento a la literatura anglosajona fue decidido y la influencia en él de escritores como Lewis Carroll reconocida y, en lo que a mi respecta, ilusionante. Daría los dos brazos por escribir ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS y sé que no me arrepentiría de tal barbaridad: ¿he comentado alguna vez que carezco de miembros?

No creo que Borges hubiera dado su vistaa por nada del mundo, pero la ceguera acudió a él de forma necesaria, por culpa de una enfermedad hereditaria que su padre sufrió en primer término y por la cual viajaron en el segundo decenio del siglo a Europa, a Ginebra, en busca de la curación del cabeza de familia. El prometedor escritor (a los diez años había traducido EL PRÍNCIPE FELIZ, de Oscar Wilde) hubo de pasar en el viejo contienente una larga temporada porque La Gran Guerra dejó atrapada a la familia. Como consecuencia el argentino vivió una época en España, donde conoció a Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Gómez de la Serna y Gerardo Diego, entre otros, digo yo.

Borges fue un escritor erudito, siempre defendió sus lecturas por encima de una obra original como pocas y, según entiendo, menos difícil de lo que a menudo se piensa. En 1921 está de vuelta en Argentina, comienza a colaborar con otros escritores, a hacer funcionar varias publicaciones literarias, entre ellas PRISMA. Empieza también a publicar su obra: ensayos y primeros poemarios (FERVOR DE BUENOS AIRES, 1923), apoyados por sus vastas lecturas, universales. Y en la década de 1930 empieza a perder la visión. Conoce a Bioy Casares, con el que publica en 1935 la ANTOLOGÍA DE LA LITERATURA FANTÁSTICA, a la que habrá que hincar el diente, por supuesto. La pareja se entiende y juntos llevan a cabo varias publicaciones más.

Con el tiempo la ceguera se agudiza hasta el punto de que la parte más importante de su obra, la más trascendente, está escrita desde la oscuridad. No he leído nada por ahí al respecto, pero he realizado el esfuerzo de pensar ello: creo que debe ser una influencia tremenda, el de un deficit que, sin embargo, bien podría haber aprovechado el argentino a la hora de inventar aquellos fantásticos mundos, muchas veces incomprensibles.

Trabajó en la Biblioteca Nacional, de la que fue despedido con el peronismo, a la que volvió con la Junta Militar de 1976 que, para él, debio ser, sobre todo, gratificante ausencia de peronismo, y nunca recibió el Nobel de Literatura por no condenar de forma explícita la dictadura. Fue director de la Biblioteca Nacional y, sobre todo y a partir de mediados de los años treinta, había sido ya uno de los mejores escritores del siglo XX: HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA (1935), FICCIONES (1944), EL ALEPH (1949), EL HACEDOR (1960), EL LIBRO DE ARENA (1975), EL INFORME DE BRODIE (1979)... son algunas de sus magníficas obras. En 1979 recibió el CERVANTES, junto a Gerardo Diego.

Leí un artículo de Tabucchi en el que destacaba (con humor e inteligencia) aquel rumor que saliera publicado en prensa y según el cual Borges no había existido nunca, sino que era creación del círculo de amigos de Casares (pueden pinchar en la foto para buscar dicho artículo). De esta manera el señor al que todos conocemos como Borges sería tan sólo un actor que se había involucrado tanto en su papel que parecía absolutamente real. Y si no parecía absolutamente real parecía, por lo menos, real. Tratándose de Borges igualmente cautivador me resulta que fuera un escritor real que pareciera de mentira, la verdad. Murió en 1986, en Ginebra, tres años después de la fecha en la que, según vaticinó, moriría suicidado. Parece ser que nadie lo quiso suicidar.

3 comentarios:

  1. Una grandísima figura, genial, capaz de tocar mil temas dieferentes.

    "Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído"

    Jorge Luis Borges

    ResponderEliminar
  2. Por si a alguien interesa: he corregido una errata bastanta grave, sita en el primer párrafo. No me gusta corregirlas porque tienen su gracia, pero es que esta era garrafal.

    ResponderEliminar
  3. Quería decir en el segundo párrafo. Coño.

    ResponderEliminar

Comentarios.