sábado, 22 de mayo de 2010

JOSÉ ANGEL VALENTE


José Angel Valente nació en Orense en 1929 y el próximo día 18 de julio hará diez años de su muerte. Entre Santiago y Madrid se licenció en Filología Románica y fue destacado profesor en las universidades de Oxford y Ginebra, ciudad esta última especialmente importante en su vida y que, también, acabó acogiéndolo en la muerte. Esa ciudad, Suiza francófona, es parte fundamental de un libro tan destacado como EL FIN DE LA EDAD DE PLATA, en el que continúa una tradición poética en prosa que, en España, cabe destacar de la mano de Juan Ramón Jiménez y de Luis Cernuda, herederos, a su vez y en esta faceta, de los mejores autores franceses: Baudelaire, Rimbaud... También en París residió entre 1982 y 1985, año a partir del cual se afinca en Almería.
No es Valente un escritor maldito ni aventurero ni charlatán, no fue un autor mediático ni una imagen pasional. Fue, esto sí, sometido a consejo de guerra en 1972 por el poema EL UNIFORME DEL GENERAL: nunca abandonó la poesía social por la que otros autores de su generación son conocidos, aunque abordó críticas y reivindicaciones desde perspectivas no habituales y también las aprovechó para profundizar en sus preocupaciones éticas y estéticas, a las que cabe dar mayor importancia. Fue un hombre que se aventuró en una búsqueda significativa, en negro sobre blanco, sin el sobresalto de lo palpable y arriesgando, sin embargo, en los vericuetos del pensamiento. Un escritor conceptista, esencialista, oscuro, místico y, sobre todo, inclasificable. José Angel Valente es aquel escritor que escribió su obra. Una obra única, importante.
Entre la documentación que hay por ahí me he topado con un reportaje de la televisión en el que conocemos directamente algunas cosas del poeta pues él mismo nos las cuenta. "Hay que romper con la noción de contemporaneidad", nos dice, "llegado un momento el escritor tiene que elegir por una opción de soledad absoluta, no tiene contemporáneos". Y así esta postura introvertida, hacia la soledad de uno y la toma de conciencia individual, es en su poesía un punto de partida y una actitud que desarrollará en la mayor parte de su obra.
El punto de partida es la muerte de su tía madrina Lucila Valente, con la que mantenía estrecha relación y que le hizo ahondar en el tema de la muerte, tomar conciencia de un hecho irremediable ("no hay pensamiento contra la muerte") y que el poeta recuerda con dolor y resignación: entendió el niño que la muerte esperaba a todo el mundo pero pedía a Dios que "se llevara a mi madrina la última". Entre las experiencias de niñez que forjaran al poeta también destaca el propio autor el arresto de su padre por los militares franquistas.
Se confiesa rodeado de libros desde pequeño, consultaba a menudo la biblioteca del cura liberal Basilio Álvarez, donde poder seguir atajando las curiosidades que ya de por sí suponían los temarios de la escuela, motivos de libertad frente a la super reglada vida social del día a día de la España de posguerra. Un niño estudioso que no se creía el papel que representaba de cara a la galería: "todo el mundo pensaba que era un niño ejemplar y cuando llegaba a casa yo pensaba que era un farsante", y mientras, aún rodeado de libros, entraba "en un frenesí masturbatorio".
El poema se gesta antes de llevarlo al papel. Esta es la actitud: escucha del interior: poesía integral, intuitiva, en la que la fuerza creativa se encamina hacia el silencio. Es decir esto que primero se debe realizar una búsqueda interior en cuya finalización se dan las condiciones ideales para la creatividad. La iconoclastia de Valente es búsqueda de vacío, esta es fuente de vida y esencia de todas las cosas. Y así la poesía se nos revela como incomunicación, nos dice Laura López Fernández, como cosa para andar por lo oculto. Se hace evidente, así, el misticismo que caracteriza su obra, la influencia de Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz o, sobre todo, Miguel de Molinos sobre el que escribió un ensayo.
Su labor como ensayista ha sido bien reconocida y junto a la obra de 1974 sobre Molinos otros dos ensayos literarios: LA PALABRA DE LA TRIBU (1971) y LA PALABRA Y EL CENTRO (1973), entre otros, claro. En ellos atiende a su forma de entender la poesía, hacia un esencialismo que es tendencia desde prácticamente sus primeros poemarios, ya marcados por la muerte, desgracia que volviera a presentarse con los años de forma especialmente dolorosa con la temprana desaparición de su hijo por una sobredosis de heroína. Agone es, nombre que emplea para referirse a él, objeto de muchos de sus versos.
La obra de Valente es, seguramente, desconocida. No es una obra fácil pero tiene las de ganar: no puede haber un tiempo que la supere. Es un clásico desde su misma gestación y el uso que hace de la lengua es atractivo e inquietante. Esa búsqueda primera del desconocimiento, una búsqueda al revés, que invalida prejuicios y nos devuelve al principio (filosofía presocrática y budista), que hace sucumbir a la ética bajo una estética rompedora que trata de devolvernos lo que de intuitivo hay antes de cualquier conocimiento o teorema, esta forma de hacer participar al propio lector, que debe dejarse llevar hacia el abismo, dispuesto a suspender el conocimiento racional y dejarse llevar por lo que sugieren las palabras, esta forma en la que Valente nos permite ser lectores es oportunidad única, experiencia inigualable y ancha.

Bibliografía:
1955.- "A modo de esperanza"
1960.- "Poemas a Lázaro"
1966.- "La memoria y los signos"
1967.- "Siete representaciones"
1968.- "Breve son"
1970.- "Presentación y memorial para un monumento"
1970.- "El inocente"
1971.- "Las palabras de la tribu"
1971.- "Número trece"
1972.- "Punto cero (Poesía: 1953-1971)"
1973.- "El fin de la edad de plata"
1974.- "Ensayo sobre Miguel de Molinos"
1976.- "Interior con figuras"
1979.- "Material memoria"
1980.- "Punto cero (Poesía 1953-1979)"
1980.- "Tres lecciones de tinieblas"
1981.- "Sete cántigas de alén"
1982.- "Mandorla"
1982.- "La piedra y el centro"
1982.- "Nueve enunciaciones"
1983.- "El fulgor"
1987.- "Cántigas de alén"
1989.- "Al dios del lugar"
1989.- "Treinta y siete fragmentos"
1989.- "Lectura en Tenerife"
1989.- "Anotaciones preliminares"
1991.- "Variaciones sobre el pájaro y la red"
1991.- "Noticia incierta"
1992.- "No amanece el cantor"
1992.- "Material Memoria (1979-1989)"
1995.- "Hermenéutica y mística: San Juan de la Cruz"
1995.- "Material Memoria (1979-1992)"
1996.- "Nadie"
1999.- "Obra poética. 1. Punto cero (1953-1976)"
1999.- "Obra poética. 2. Material memoria (1977-1992)"
1997.- "Notas de un simulador"
2000.- "Fragmentos de un libro futuro"
2002.- "Elogio del calígrafo"
2004.- "La experiencia abisal"

Un par de pistas por si quiere completar esta entrada:

Instituto Cervantes.
Laura López Fernández.

3 comentarios:

  1. Hola:
    De Valente tengo en mi biblioteca una antología que recoge su obra poética entre 1953-1996, titulada el "El furgor", que editó Galaxia Gutemberg, y que aún no he leído.

    He hojeado el libro y creo que el error es mío, porque tiene muy buena pinta. Tengo que ponerme con ese libro. Tu entrada ha hecho que me entren ganas.

    saludos

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  2. Otra pincelada de saber que me aportas :-) Este rincón de la red es todo un pozo de conocimientos. Saludos.

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  3. Hola, David, sinceramente no sabría por donde decirte que empezaras. Supongo que te las apañarás bien solito, pero quizá una buena manera sea hacerlo por EL INOCENTE; EL FIN DE LA EDAD DE PLATA; y TREINTA Y SIETE FRAGMENTOS. Se me ocurre. Tienen en común una visión de la realidad como inabarcable (y que sólo puede ser contada en fragmentos) y esa búsqueda tan interesante del vacío o la nada que empieza por el propio lenguaje. Estéticamente es de lo mejor que he leído. Me he encontrado con imágenes tan retorcidas e inquietantes(a veces incomprensibles) como atractivas y emocionantes.

    La edición de Galaxia es buenísima, aunque le falta una de sus mejores obras: FRAGMENTOS DE UN LIBRO FUTURO.

    Jlin, gracias una vez más. Un apunte: en el fondo de este pozo lo que hay es un desconocimiento profundo pero visible.

    Saludos.

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Comentarios.