Los que conocen este blog desde que naciera en junio de 2008, y seguro que algunos de los que lo siguen desde más tarde, sabrán que por estas fechas se hace por aquí un paréntesis en la forma habitual de funcionamiento y se abren todas la puertas para que la corriente de las letras de nuestro siglo de oro correteen a su aire y nos atraviesen como una fantasma que a la noche asombra. Lo disfrutamos. A mediados de julio se celebra el Festival de Teatro Olmedo Clásico y es la excusa perfecta para que aún desde los días precedentes al festival y durante unas cuantas jornadas se hable de Lope, de Calderón, de Rojas Zorrilla y, quizá, de Shakespeare, que me gusta tanto que da igual en qué idioma escribiera. Por cierto que los tres conforman el elenco de autores representados este año, además del siempre prescindible, caduco y, de hecho, caducado Moliere (que tuvo la suerte de ser francés porque, en caso contrario, nadie se hubiera acordado de él a estas alturas) y del recientemente fallecido Fernando Urdiales, director de Teatro Corsario y que fuera codirector del festival y que, aunque no dramaturgo, sí fue montador bastante original a partir de ciertos clásicos.
Precisamente el elemento diferenciador de este festival respecto a los cinco anteriores es, a priori, la desaparición de Urdiales. La organización ha programado dos espectáculos a cargo de la que fuera su compañía. Uno es el mítico PASIÓN, que recrea con ánimo sobrecogedor los últimos momentos de la vida de Cristo, en una puesta en escena impactante y un desarrollo argumental plástico, visual como en pocas obras recuerdo, ante la representación de unos hechos conocidos universalmente. El otro montaje es explícito en su declaración de intenciones: ESPECTÁCULO HOMENAJE A FERNANDO URDIALES, en el que quizá se han de ver retazos de varias obras y del que espero que la sensibilidad que ha caracterizado siempre a Corsario no defraude. Además en las Jornadas de Teatro Clásico el tema a tratar en esta ocasión es LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS, que se concibe también como homenaje al director vallisoletano, que tantos clásicos representó, con reconocido respeto y capacidad expresiva.
Sin embargo, aunque ya digo que a priori la desaparición de Fernando Urdiales discrimina esta edición de las anteriores será buen síntoma que cuando esta sexta edición haya terminado se hable, sobre todo, de otras cosas. Quizá con la voluntad que yo mismo tengo de realizar una transición diré que la obra que abre el festival es LOS LOCOS DE VALENCIA, y que creo que Corsario puso en escena en la segunda edición del festival, aunque puede que fuera en la tercera, y que ahora corre a cargo de Centre Teatral de la Generalitat que fue, desde mi punto de vista, la mejor compañía de 2009, con LA VIUDA VALENCIANA. Así que de ellos espero bastante.
Mucho espero también de la compañía cubana Mefisto Teatro, que el año pasado cerrara el festival con un impresionante FUENTEOVEJUNA y este año pondrá sobre las tablas DONDE HAY AGRAVIOS NO HAY CELOS, de Rojas Zorrilla. Una vez más tenemos EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO (y van tres), y tenemos MACBETH, y también LA VIOLACIÓN DE LUCRECIA, todas del clásico inglés. LAS ALMENAS DE TORO, de Lope y, para cerrar, LAS MUJERES DE SHAKESPEARE, de Rafael Álvarez El Brujo, que cerrará el festival.
Por mi parte leeré y reseñaré estos días las obras que me de tiempo a leer previamente, como todos los años, y utilizaré los comentarios para hacer la crítica de la representación, ya dentro del festival.
Para información más concreta (y fiable) puede pinchar aquí.
"Prescindible, caduco y caducado"... ¿Se puede saber que tienes en contra de Molière? (con acento grave en la è). Es un clásico entre los grandes clásicos. No, si al final vas a conseguir que te coja manía :-) Blanca G.L.
ResponderEliminarPero cómo me vas a coger manía, mujer. Hay que ver qué a rajatabla llevas la ascendencia francesa.
ResponderEliminarLo más gracioso de Molière es cuando los personajes se tiran pedos. Y se encuentra entre lo fino: es como nuestras famosas pelis de destape: novedoso pero caduco casi desde el principio, gastado a los cinco minutos.
Por otra parte, no niego que en la Francia aburguesada del momento no tuviera (algo de) sentido, pero basta sentarse a ver una de sus comedias para darse cuenta de que no han soportado el paso del tiempo. Es más, el tiempo se ha merendado a Molière igual que hace con las canciones del verano. Ni se acerca a lo peor de Lope.
Disculpa el acento grave, pero lo grave es el propio Molière.
Un beso, ¿eh?
Si lo de los "pedos" es la única sustancia que has sacado de Molière algo falla...
ResponderEliminarEn mis años mozos he estudiado, leído y visto representar sus obras, y ni siquiera en esa edad tonta del pavo recuerdo yo haberme ni reído ni ofuscado con ninguna escena escatológica.
Y ya que hablas del cine de esa época de estrecheces culturales en España, me has recordado "El último tango en París". Media España masculina se fué a Perpiñán solo para ver la famosa escena "guarra" de la mantequilla, sin enterarse de que en realidad se trataba de una tremenda historia de soledades no compartidas.
La ventaja de haber "mamado" varias culturas es que eso te hace más ecuánime y objetiva.
¡Toma ya! ¿A que he estado bien poniéndome tan seria? Ya tendremos una conversación tu y yo mirándonos a los ojos antes de terminar peleados, jejeje.
Un beso, claro que si :-D
Bueno, Blanca, dicen que la ignorancia es atrevida y yo me pongo muy tonto. Lo de los pedos (¿esto es un blog de libros?) no es la única sustancia que he sacado de Molière pero me pareció una forma eficaz (teniendo en cuenta de quién se habla) de burla y como no temo estar faltando a un clásico... Pero, vaya, Molière es tan gracioso que hasta los estudios sobre su obra me hacen gracia.
ResponderEliminarYo no pretendo ser objetivo, ni que decir tiene que el Molière como autor caduco es opinión mía, y es por eso que no lo digo: me expreso y, por lo general, me gusta que se cree el desacuerdo.
Digo en serio que los momentos más cutres son los más graciosos que he visto a Moliére. Leerlo me parece directamente insufrible y verlo, vaya, se aguanta cuando sus personajes están calladitos, algo que casi nunca ocurre.
En cualquier caso voy a concederte el beneficio de la duda y voy a suponer que conoces bien a Moliére. Voy a conceder que lo conoces mejor que yo ya que tú lo habrás leído en su idioma original y eso es importante. De hecho es la razón por la cual sólo hago reseñas de libros en español, porque creo que es importante leer a los autores en su idioma. Si además lo has estudiado... no tengo mucho que decir...
Ya hablaremos ya, tú, el librero, yo y el graciosete de Moliére, que hacía comedias llanas para la gente llana y oprimida, cabreada y que este dramaturgo entendía con no muchas luces, incapaz de entender más allá de la sátira grotesca, muy lejos de la escena mantecosa a la que haces referencia.
Eh, Blanca, no riñas al librero cuando lo veas, que luego no hay quien lo aguante. Y pon por aquí lo bueno de Moliére, que yo no tengo intención...
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ResponderEliminarMenuda charla que me acaba de soltar mi amigo organizador del festival. Me ha dado razones, pero estoy pensando en comprar su opinión. Encontraré la manera. De momento que se atreva a dejarlo por escrito, él y todos esos sesudos estudiosos que prologan con verdadero gusto al francés. A todos digo que está cadudo, pasado de moda ¡EL AVARO es un rollo!
ResponderEliminar¡Se fuerte, Peri Lope! ¡Resiste! ¡No desfallezcas! Nosotros tendríamos a Esteso y a Pajares pero ellos tenían a Louis de Funes.
ResponderEliminarNo, si en realidad a mi no me gusta Molière. ¡Ni los otros! Todos me parecen vestigios de tiempos muy, pero que muy pretéritos, y me aburren. ¡Cualquiera se enfrenta a tu amigo el organizador del festival!
ResponderEliminarY con esto puede que te de la puntilla, aunque me apuesto el cuello y no lo pierdo que tienes el cuero duro.
Lo que pasa es que me enciendo cuando desde aquí se ataca lo de allí, o cuando alguien de allí ataca lo de aquí, sea lo que sea. Y es que tengo el corazón "partío" y no lo puedo remediar.
Así de dura es la vida, y la de los blogger mucho más.
Blanca G.L.
Pero, Blanca, mira que eres guerrera. Así que vestigios, ¿eh? Supongo que no piensas acercarte por aquí a ver a Molière, ni a los otros. Si alguna vez te encuentras con fuerzas de abordar (o recuperar) a los clásicos te recomiendo, directamente, a Shakespeare, qué cojones (uy).
ResponderEliminarBueno, el cuero, efectivamente, lo tengo de elefante, sobre todo el cabelludo. Pero el corazón blandito, compa.
Impenitente, no te preocupes, que lo que me gusta es la pelea. Si desfallezco se termina el juego.
Un saludo.