viernes, 25 de noviembre de 2011

Apuntes. Sobre Nada.

Dicen que los amos acaban pareciéndose a sus perros. Puede ser que los autores acaben por parecerse a sus personajes, y esto no depende directamente de la calidad de los autores, ni de su estilo ni de su reputación (mucho menos), ni siquiera de su inteligencia. De hecho sé que cada vez me parezco más al librero. No sé si se me entiende: quiero decir que, al fin y al cabo, a mi se me va conociendo y del librero hay pocas pistas por aquí, pero mi chucho (ya saben) me está pegando algunas manías: no sólo leo cada vez más despacio sino que a veces estoy pensando en la segunda lectura antes de acabar la primera. No siempre. NADA es un ejemplo.

Es que he andado algo liado estos días y he leído a ratos y más bien de mala manera esta novela que siento que no me ha impresionado tanto como hubiera debido, pero que me ha dejado un gusto inquietante, suficientemente inquietante como para querer entrar de nuevo en ella. El piso de la barcelonesa calle de Aribau en la que la acción de esta novela se desarrolla es tétrico, y sus habitantes están desquiciados, ellos forman la familia de Andrea: la joven que esperaba que por allí la vida se le abriera de par en par, como el sueño que se confirma en la realidad. Esta mañana empecé el libro de nuevo: antes de comenzar la reseña sentía que estaba dejando pasar la oportunidad de gozar más profundamente una historia que me ha recordado a la Pardo Bazán de LOS PAZOS DE ULLOA y me ha traído a la cabeza DRÁCULA de Stoker: he abierto el libro de nuevo y la tapa ha producido un chirrido que no venía en el texto original: 

Lo que estaba delante de mí era un recibidor alumbrado por la única y débil bombilla que quedaba sujeta a uno de los brazos de la lámpara, magnífica y sucia de telarañas, que colgaba del techo. Un fondo oscuro de muebles colocados unos sobre otros como en las mudanzas. Y en primer término la mancha blanquinegra de una viejecita decrépita, en camisón, con una toquila echada sobre los hombros. Quise pensar que me había equivocado de piso (...)


NADA es la historia de una joven huérfana que comienza sus estudios universitarios en los primeros años de posguerra española. Para ello se alojará en la casa de sus abuelos maternos, en la que aún viven varios de sus parientes en un ambiente decadente, sombrío y violento que Carmen Laforet describe directamente sobre la espina dorsal del lector. Pienso decir más cosas.



3 comentarios:

  1. Pues te haré caso y me la leeré por segunda vez antes de leerla por primera vez.

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  2. Bueno, Impenitente, yo pienso que una vez releída ya no deberías leerla por primera vez: podría decepcionarte.

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  3. Hola Peri, hace un tiempo que no dejaba mi huella por aquí y es que la foto me lleva el noventa por ciento de mi tiempo y mi perra el resto... Pero dile al librero que en este mes me daré una vuelta por sus estanterías. Blanca G.L.
    PD. Gracias por poner el enlace.

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Comentarios.