domingo, 29 de septiembre de 2013

Besos con chillidos de patos.

Iba yo un día por el campo pisando hijos
y vi un anillo. ¡Cómo nos gustan a mis amigos los anillos!
Se me acercó el anillo y nos saludamos con franqueza:
- ¿Qué tal tu padre?
- Ya no es lechero.
Y otras lindezas de este Jaén.

Tú me llamaste puto imán.

Y yo te contesté mira ese tractor qué grande es.
Y me replicaste puto y más.
Me gustó tu piropo y no hablamos mán.

Y nos besamos con los cuchillos de los patos.

Pero logramos llegar hasta la feria,
hasta la feria, sin expulsar el vuelo.
No nos casamos por los vecinos.
Para mí eres Diana. Ya no eres Carlos.

Ramón Irigoyen, Cielos e inviernos (1979)

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