
Calleja fue maestro y agente de modernización educativa y cultural de la época, parte esencial en la fundación (1876) y el posterior desarrollo de la Institución de Libre Enseñanza, también fundador de la asociación nacional del Magisterio Español, y de la Asamblea Nacional de maestros que planteó al gobierno las reformas necesarias en el sistema educativo. Entendía que el país sólo podría renacer, rehacerse, por medio de la cultura y de la educación. Se dice (se dicen las cosas que se dicen) que en 1888 sacrificó el 80% de las ganancias a cambio del fomento de la obra, lo cual sugeriría, más allá de lo romántico o interesado del tema según perspectivas, la confianza que tenía en su proyecto, efectivamente, empresarial y educativo al mismo tiempo. Así, enviaba libros a las paupérrimas escuelas de la época, muchas veces, a costa de su propio bolsillo: unos manuales que sorprendían a los pobres maestros por lo atractivo de sus contenidos, y por lo bajo de su precio. El propio Calleja escribió decenas de libros de texto: sobre cocina, danza, historia sagrada, cartillas, etc...

Tener Más cuento que Calleja es una de las expresiones hechas más famosas de este país. Habitualmente se decía en tono despectivo y venía a significar que el señalado era un mentiroso. Con el paso de los años la expresión se ha ido suavizando y, aunque mantiene el significado, denota también cierto aire cariñoso. Efectivamente, los cuentos de Calleja han trascendido más que el resto de su producción editorial. Los niños de los primeros decenios (hay que pensar que la labor de Saturnino fue continuada por su hijo con mejor resultado aún) del pasado siglo crecieron con los cuentos de Calleja, característicos por su pequeño tamaño, bajísimo precio (cinco y diez céntimos las colecciones más baratas) y sus cuidadas ilustraciones, a cargo de reputados dibujantes, como Narciso Méndez Bringa, Santiago Regidor, el también escritor Salvador Bertolozzi y José Pepito Zamora. Además de estas colecciones baratas había otra llamada PERLA que se caracterizaba por su mayor calidad. En total la editorial Calleja logró publicar un total de veintiocho colecciones, de las cuales JOYAS PARA NIÑOS y JUGUETES INSTRUCTIVOS fueron las más conocidas. En 1911, cuatro años antes de la muerte de don Saturnino, la editorial tenía editados más de mil cuentos, gracias a los cuales los niños de la época conoceron a Perrault, Andersen o a los hermanos Grimm, además de deleitarse con historias propias de autores casi siempre anónimos pero entre los que se sabe que estuvo, por ejemplo, un joven llamado Juan Ramón Jiménez. En general, se puede decir que los cuentos de Calleja han sido uno de los fenómenos editoriales más importantes de España y, por extensión, de la América hispano hablante. Tropezar hoy con muchos blogs del mundo que traten la literatura hispánica es encontrarse con estos libritos que forman parte de la historia general de estos países, y de la sentimental de muchos de sus paisanos.

En fin, Saturnino Calleja publicó, además, varias ediciones de EL QUIJOTE y la primera de PLATERO Y YO, libros que hoy en día deben ser joyitas de las más buscadas por los coleccionistas. Y, bueno, fueron felices y comieron perdices, y a mi no me dieron porque no quisieron. (Saturnino Calleja)
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