Como no sólo de teatro vive el hombre sino que, más bien, el hombre es un ser vulgar que prefiere cultivarse en casa propongo libros. Una vez más. Quisiera, no obstante, recordar que en los comentarios a las cuatro entradas que considero hispánicas van a estar mis críticas a los espectáculos. De momento dos, aún no sé por qué la primera. Creo que porque me equivoqué.
Aprovecho, en cualquier caso, esta ALICIA para repasar los dos días posteriores a HIMENEA, las de la serie de la LA BARRACA, ya saben, en homenaje al espíritu lorquiano y también, quizá más, a la falta de presupuesto. Desastrosos los chilenos e insuficientes los castellanos y leoneses. Con mejor resultado de público los del desastre, camino del fin del teatro que es sustituir los cambios de escenario por cambios de escenario. A ver: sustituir los cambios de escenografía de un escenario por un escenario nuevo con su propia escenografía: es verdad lo que digo y, si no lo creen, pregunten. Fueron breves (y sosas) las lecciones que Eduardo Vasco diera en la tarde del miércoles a propósito de cómo llevar a cabo los cambios de escena cuando el espacio avanzaba de forma lineal con la acción de los personajes, sin cortes, y está claro que no había visto a los de la compañía LA CALDERONA. Ellos lo tienen claro: si el asunto se presenta difícil, por ejemplo, un pequeño peregrinaje de los personajes ( a penas veinte kilómetros) cambian al público de teatro y asunto terminado: si el nuevo escenario está a veinte kilómetros mejor, aunque les debió parecer esta propuesta demasiado arriesgada y se conformaron con unos metros. En fin: risas del público porque tipos y tipas tenían algo de gracia: música, cantes y bailes, una historia entretenida acompañada de otras dos muy pero que muy aburridas y un mensaje.
Ayer la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León, dirigida por Ruth Rivera que, por lo visto, está haciendo un trabajo bastante interesante por aquí. Como la conocía de HIMENEA me esperaba algo y me dio cuarenta minutos de algo. Pero, en realidad, esperaba algo más. LA LIGAZÓN de Valle-Inclán, una loa de Lope de Vega precede la obra que el autor, con versos lorquianos, presenta al público desde su carro de comediantes, centro de la escena alrededor de la cual y desde la que se desarrollan las acciones. Eso es lo que me gustó, la escena. Me gustaron los actores y actrices en casi todo aunque eché de menos algo de contundencia, de imposición de la escena por parte de ellos, quizá aún jóvenes, y también de limpieza en algunos de sus movimientos. La idea: que puede hacerse clásico desde autores modernos cuando estos son respetuosos en su deuda porque, entonces, en sus obras están las obras de quienes los precedieron. Una bonita promesa incumplida porque los asientos se quedaron fríos.
ALICIA:
Paso del librero . Harto me tiene. ¿Pueden imaginarse un rascacielos de libros dentro de la oficina de la tienda? Hay cosas que son imposibles. Lo sé. Así que he fabricado un avión de papel para pedirles perdón, lectores. Se me ocurren las cosas sin ganas de hacer daño. De todas formas el rascacielos nunca existió y he derrotado la humilde torre de libros con facilidad y sin necesidad de artilugios. Un soplido y seis libros que se han salvado esta vez. Ficción. Bolsillo.
Voy a empezar por los cuatro que son, estrictamente, de bolsillo. Editorial Debolsillo. Han salido varios títulos al módico precio de seis euros. Viene pasando los últimos veranos y de entre los que han parado en la tienda este año me quedo con cuatro (advierto: voy a copiar contraportadas).
EL SUEÑO DE ÁFRICA, de Javier Reverte, libro fundamental en la bibliografía de uno de nuestros más reputados escritores de viajes, repaso histórico de alguno de sus países y mitos. Original de 1996. Cuatrocientas cincuenta y cinco páginas.
Parecido el caso de ESTAMBUL, de Orham Pamuk, premio nobel de hace unos años en un texto autibiográfico que es retrato de sí y de su ciudad: bella y misteriosa, viva como pocas, en el centro de varios mundos. Original de 2003, 2006 en España. Cuatrocientas cuarenta páginas.
Un clásico: VIENTO DEL ESTE, VIENTO DEL OESTE. Ya saben: Pearl S. Buck nos retrata, dicen, a una familia distinguida, apegada a tradicionas antiquísimas, nos muestra los conflictos que, de manera inevitable, surgen entre padres e hijos cuando las ideas occidentales penetran en los baluartes de la cultura china. Joder con los editores. Es la primera de las tres contraportadas que, finalmente, he copiado. Esto... doscientas cincuenta páginas. Original de 1956.
Ultima: EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA: "Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años. El refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos de la memoria con un sahumerio de cianuro de oro.
Encontró el cadáver cubierto con una manta en el catre de campaña donde había dormido siempre, cerca de un taburete con la cubeta que había servido para vaporizar el veneno. En el suelo, amarrado de la pata del catre, estaba el cuerpo tendido de un gran danés negro de pecho nevado, y junto a él estaban las muletas. El cuarto sofocante y abigarrado que hacía al mismo tiempo de alcoba y laboratorio, empezaba a iluminarse apenas con el resplandor del amanecer en la ventana abierta, pero era luz bastante para reconocer de inmediato la autoridad de la muerte(...)." Quinientas páginas más. Original de 1985.
No sé si conocen la serie conmemorativa que la Asociación de Academias de la Lengua Española viene editando en los últimos años, en España de la mano de Alfaguara, algunos de cuyos títulos bien reproducidos son EL QUIJOTE y CIEN AÑOS DE SOLEDAD, por ejemplo. Se trata de libros que están encuadernados con cuidado, con tapas en cartoné y que poseen la cualidad de estar muy bien prologados y de tener un precio bastante asequible, pues no va más allá de los doce euros. En esta ocasión voy a presentar la ANTOLOGÍA GENERAL del poeta chileno Pablo Neruda. Está introducido por Jorge Edwards, entre otros, suma casi setecientas páginas. Sobre la comodidad a la hora de tomarlo y leerlo no voy a decir nada porque creo que, en cualquier caso, supone una buena oportunidad de tener la poesía completa de este autor. Uno al azar:
"En la noche del corazón
la gota de tu nombre lento
en silencio circula y cae
y rompe y desarrolla su agua.
Algo quiere su leve daño
y su estima infinita y corta,
como el paso de un ser perdido
de pronto oído.
De pronto, de pronto escuchado
y repartido en el corazón
con triste insistencia y aumento
como un sueño frío de otoño.
La espesa rueda de la tierra
su llanta húmeda de olvido
hace rodar, cortando el tiempo
en mitades inaccesibles.
Sus copas duras cubren tu alma
derramada en la tierra fría
con sus pobres chispas azules
la gota de tu nombre lento
en silencio circula y cae
y rompe y desarrolla su agua.
Algo quiere su leve daño
y su estima infinita y corta,
como el paso de un ser perdido
de pronto oído.
De pronto, de pronto escuchado
y repartido en el corazón
con triste insistencia y aumento
como un sueño frío de otoño.
La espesa rueda de la tierra
su llanta húmeda de olvido
hace rodar, cortando el tiempo
en mitades inaccesibles.
Sus copas duras cubren tu alma
derramada en la tierra fría
con sus pobres chispas azules
volando en la voz de la lluvia."
LAMENTO LENTO
LAMENTO LENTO
En la misma colección acaba de llegar ANTOLOGÍA EN VERSO Y PROSA, de Gabriela Mistral, también con textos biográficos así como acercamientos previos a la obra por parte de varios autores. Un total de setecientas cincuenta páginas y un textito que no elijo a continuación:
Muro fácil y extraordinario,
muro sin peso y sin color:
un poco de aire en el aire.
Pasan los pájaros de un sesgo,
pasa el columpio de la luz,
pasa el filo de los inviernos
como el resuello del verano;
pasan las horas en las ráfagas
y las sombras incorporadas.
¡Pero no pasan los alientos,
pero el brazo no va a los brazos
y el pecho al pecho nunca alcanza!
MURO
muro sin peso y sin color:
un poco de aire en el aire.
Pasan los pájaros de un sesgo,
pasa el columpio de la luz,
pasa el filo de los inviernos
como el resuello del verano;
pasan las horas en las ráfagas
y las sombras incorporadas.
¡Pero no pasan los alientos,
pero el brazo no va a los brazos
y el pecho al pecho nunca alcanza!
MURO
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