martes, 27 de julio de 2010

TRES OBRAS DE OLMEDOCLÁSICO 2010.


Este domingo 25 de julio se cerró la última edición de Olmedo Clásico. Digo que el festival ha merecido, una vez más, la pena. Sólo he leído la conclusión que ha sacado el Toquero en su diario y no pienso leer ninguna otra, a no ser que, como esta, me la pongan encima de la mesa: gracias, Encarna. Estoy de acuerdo con este crítico en que el nivel que se ha dado entre semana ha sido más bajo que el pasado. Si sustuimos al Rana y al día de descanso por los de la barraca la edición del año pasado gana, y no por el Rana, que ha sido lo peor de los cinco años, sino por el día de descanso, indudablemente mejor que las huellas de la barraca. Y teniendo en cuenta la ausencia de la Nacional en el primer fin de semana también gana la edición del año pasado. No así el último fin de semana: LA CELOSA DE SÍ MISMA, EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO y FUENTE OVEJUNA han estado a un nivel sobresaliente. Un contratiempo grave acompañado de una remiendo equivocado han sido razones suficientes para que la edición de 2010 quedara por detrás de la 2009 aunque, finalmente, no tan lejos, pues basta echar una cuenta sencilla que es sustituir las dos obras nacionales por las universitarias y el nivel de este año hubiera sido aún mejor que el del pasado año, que era lo que los organizadores esperaban.

No obstante, me pareció buena la función de Morboria con el tostón Moliere (con el que es difícil hacer algo que no sea lo de siempre, y que creo que ha quedado por detrás de las otras comedias importantes, Lope y Shakespeare, incluso para los partidarios de la risa fácil), y algo menos que buena me pareció EL MERCADER DE VENECIA, que se desinfló en su parte dramática a pesar de los esfuerzos del judío Lucas.

Me lo he estado pensando con tranquilidad y creo que no sé cuál es la obra que más me ha gustado este año. Entre RICARDO III, LA CELOSA DE SÍ MISMA y FUENTE OVEJUNA anda la cosa. Fuera queda EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO, de muy buen nivel desde mi punto de vista y que también gustó mucho. Fue divertida y suficientemente mágica, los actores se lucieron en su capacidad interpretativa y sacaron máximo partido a la comedia que los bobalicones obreros preparan en el bosque donde suceden los hechos. Pero se queda fuera. Tampoco entra HIMENEA, comedia más que interesante que es, para mi, hallazgo, y que agradezco a la organización y a Teatro Dran, compañía joven que espero que siga haciendo gala de su buen gusto dramático.

Voy a discriminar otra para tener la tercera de este año. Finalmente, y aunque fui capaz de ponerla en primer lugar en la votación que por ahí se proponía a propósito de uno de los restaurantes de Olmedo, voy a dejar a los cubanos en tercer lugar. Es porque se empeñaron en machacarnos con el tema de la libertad (concepto vago cuando no se explica y que puede servir para un roto, para un descosido y para justificar un genocidio si es preciso) y porque me descolocó un poco que me dejó un lejano regusto desagradable. Tan buena me pareció la puesta en escena, la representación del texto lopiano, que pienso que este defecto grave no le hizo mucha mella. Sensibilidad sobresaliente la de los cubanos a la hora de contarnos una historia emocionante, de trasladarnos hasta una de las mejores tramas que se construyeran en nuestro siglo dorado. Pero quisieron manipular a Lope y eso no se perdona.

Una tragedia y una comedia, de capa y espada. Me da que la gran triunfadora de este año es RICARDO III, por lo menos en las tertulias del constipado (si quieren saber qué son pregunten por ahí y no lean los periódicos: o lean La Dama y el Caballero de Olmedo, por ejemplo). Tengo mis dudas. Los de ATALAYA estuvieron soberbios, y el resultado fue espectacular. Y creo, efectivamente, que estuvieron mejor que los demás al detalle. Fue muy original la escenografía y contundente su manifestación, con coros y coreografía sofisticados y sencillos, y un sonido contundente que guiaba al espectador en las escenas. Queda atrás para mi, entonces, La Celosa, maravillosa comedia que tuvo algún desajuste (algún momento de apelotonamiento entre puntales y algún otro movimiento) que no encontré en la de Shakespeare. Así pues, una comedia entre dos tragedias. Como debe ser.

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