miércoles, 18 de agosto de 2010

Nº 22


Tres libros, nada más, voy a reseñar con brevedad oportuna para estos días de verano que acaban con la paciencia de cualquiera. El mundo se vuelve aburrido con la necesidad insatisfecha de producir plásticos nuevos. Manda narices. Por cierto que me ha dicho un pajarito que es todo de mentira: digo lo de la recesión económica. No sé si será verdad, lo que dice el pajarito. Pero es que no me acabo de creer la crisis porque nunca me creí la bonanza, cutre y chapucera, de antaño, me duele entender las soluciones que se proponen desde derechita y derechona, me parto (nada extraordinario, lo sé) con las hipócritas propuestas de la aburguesadita y pro capitalistísima clase obrera y al pajarito lo he echado a la cazuela para que se lo guisara el librero, que me ha dicho que de aquí a final de año puedo leer lo que me de la gana. Y lo he echado para que dejara de piar, que me estaba aturdiendo, coño. No sé si se nota que estoy contento. Ah: y lo he echado para poder escribir esta reseña, que todo hay que decirlo.


Bueno, empiezo por hablar de una editorial bastante nueva, ha de tener un par de años, responsable de dos de los libros que tengo entre las manos. Del primero, GUÍA MISTERIOSA DE VALLADOLID, es autor Javier Burrieza Sánchez. Que se me perdone el regionalismo pero me ha llamado la atención. Quiero decir que me llamó la atención en su momento, y ha estado unos meses por aquí y he decidido sacarlo a la luz que da este blog.
Vale: este libro recopila un total de sesenta anécdotas más o menos curiosas e interesantes que ocurrieran en la ciudad de Valladolid, una capital de gran fondo histórico, como todo el mundo sabe. También su editor, por aquello de formar parte de todo el mundo, al que he llamado autor más arriba. Pero no hay autoría que valga en un libro en el que no asoma ni pizca de gracia literaria, y no digo que deba ser una delicada obra poética, digo que podía ser un libro divertido y no lo es por culpa de la poca gracia con que está escrito. A menudo se trata de una simple síntesis de documentación variada que a penas es capaz de producir cosa distinta a un embrollo que si bien es palabra bonita no sólo resulta insuficiente para justificar su lectura sino que es, además, algo que va en su contra.

La editorial responsable (LA EDITORIAL DE URUEÑA o CASTILLA Y LEÓN TRADICIONAL EDITORIAL, según cuando y desde donde se mire) se me antoja como de lo más apropiado para tiempos de crisis pues vean: llega a Urueña el turista (esa cosa que son las personas en potencia y, muchas veces, en acto) que no sabe qué comprar pero sabe que ha de comprar porque, de lo contrario, nunca habrá estado allí, ni aunque haya sacado fotos. Digo que llega. El turista. Sitúese, lector: el turista llega a un pueblo de la provincia de Valladolid promocionado turísticamente para que la gente vaya a hacer de Urueña un pueblo turístico porque vayan turistas. Recorre las librerías de viejo que, cuando están abiertas, dan nombre sincero a la villa. Del libro. Es porque suponemos las librerías abiertas que el turista no sabe qué comprar porque los libros son una cosa que luego hay que leer, cuestión esta claramente contraindicativa y, de hecho, contraindicada a menudo. El asunto es delicado. Conviene que se preste atención. El turista se ve en la tesitura de tener que escoger, además, entre libros delicados, muy usados muchas veces, casi gastados otras y, la mayor parte de ellas, sin utilidad aparente (sobre la importancia de la apariencia para la cosa llamada turista no hace falta decir algo). Es entonces cuando un libro como el que hoy reseño cobra todo su sentido: no hace falta leerlo porque es muy bonito (cartoné y bien encuadernado, y hoja satinada de alto gramaje), fuerte, duro (se puede meter en la bolsa y echar al coche sin preocuparse mucho) y explica en su portada, ya con el título, que sirve para algo pues se trata de una guía. Además el nombre de la editorial echa otra mano amiga y el precio, veintitres euros, es estandar a la par que práctico, pues vale lo mismo, y también más, que uno de verdad. Dice el librero que lo dejará a la vista de algún madrileño turista. Qué pedazo de cabrón.

Ya digo que hay otro libro de la editorial. No sé si al otro lado de la pantalla se conoce a Joaquín Díaz. No tengo duda de que los vallisoletanos y castellanos y leoneses sí, pero no sé si es este un nombre que trasciende, aunque supongo que también. Su labor recopiladora y de recuperación de canciones y textos antiguos o tradicionales es vasta e importante y es reconocido, por ello, como una de nuestras máximas referencias folclóricas o identitarias. Títulos como el de hoy vienen a completar la buena labor recopiladora: aquí se reúnen unos ciento cincuenta cuentos que provienen de la región o cuyo origen castellano puede justificarse, prologados por el propio Díaz con preceptos, estos sí, que se conocen desde Maxime Chevallier. ÉRASE QUE SE ERA... se llama.

Joaquín Díaz ha dirigido colecciones referentes como CASTILLA EDICIONES y ha publicado estudios de interés, serios y necesarios, de mucho valor. El valor de este es de 26, 90 €: lo que PEDRO PÁRAMO, LA VIDA ES SUEÑO y EL ALEPH juntos, más o menos. Pero ha de tenerse en cuenta también que puede contrastarse con facilidad una edición de 1982, publicada en Ediciones Castilla y titulada ROMANCES, CANCIONES Y CUENTOS DE CASTILLA, en el que ya pueden encontrarse cuentos que aparecen en el volumen de hoy. En 1983 Joaquín Díaz publica CUENTOS CASTELLANOS DE TRADICIÓN ORAL, en la editorial Ámbito, y en la que, apoyado por Maxime Chevallier, se puede encontrar una parte importante de los cuentos de Érase que se era, pero al módico precio de 5, 71 €. Cinco años después aparece prácticamente la misma edición en De La Torre, libro que aún puede comprarse en cualquier librería, incluida esta, por siete con ochenta euros. Es verdad que el precio de los libros es, muchas veces, desorbitado. En estos tiempos en los que se discute el futuro del libro impreso iniciativas como la de la editorial CASTILLA Y LEÓN TRADICIONAL chirrían de lo lindo aunque, hay que pensar, mientras el turismo pastoril siga proporcionando ingresos y posibilitando la tajada... ¿a quién le importa el futuro del libro?



Termino con uno de verdad. No es de bajo precio: 25 €. De hecho se trata de un libro de gran formato y verán cómo hago para no contradecir nada de lo hasta ahora escrito. Se llama CUENTOS POPULARES ESPAÑOLES, recopilados y escritos (bien escritos, con gusto y sensibilidad) por Antonio R. Almodóvar. Hace tiempo que el librero conocía a este escritor por su colección LOS CUENTOS DE LA MEDIA LUNITA entre los que se encuentran algunos de los más originales cuentos que antes de dormir ha leído a sus dos churumbeles. Le voy a dar la razón esta vez y reconoceré que es el único de los libros de hoy que merece la pena. Almodóvar escribe con gracia infantil, se expresa con frescura, sabe captar la atención del lector y, sobre todo, del oyente. Nunca cae en la cursilería, mucho menos es grosero y, siempre original, capaz de voz propia en la difícil tarea de la adaptación, que nunca traiciona, sino más bien al contrario. Es un autor recomendable para todos los papás: cuando busquen libros infantiles busquen a Almodóvar. Sus hijos se lo agradeceran.

Consta de cincuenta y cinco cuentos. Está introducido por José María Merino, reconocido escritor al que se va debiendo alguna reseña por aquí, autor, por ejemplo, de EL ORO DE LOS SUEÑOS y del que hace algunas semanas publicó Alfaguara una recopilación de sus cuentos llamada CUENTOS DE LOS DÍAS RAROS, si no recuerdo mal. Llama Merino a su prólogo CUENTOS DEL BUEN CONTAR y en él destaca mejor de lo que yo he he hecho esa capacidad visible del autor de trasvasar el relato oral al literario, enriqueciéndolo para que mantenga su interés, un interés que ya no puede residir en la capacidad oratoria del contador de viva voz, evidentemente. Resalta también Merino, igual que lo hiciera en su momento Chevallier o ha hecho el propio Díaz, el maltrato que desde las entidades divulgativas se hizo del cuento popular hasta hace poco y, en general, la marginalidad a la que sigue relegado. Esta es también la cuestión: no creo que los libros recuperadores de Díaz hagan mucho por mejorar esta situación, no aportan casi nada porque así arrojados al papel no resultan atractivos. Esto puede perdonarse en libritos de cinco u ocho euros a los que considerar herramienta útil, primer paso, obrita inacabada que considerar para trabajos posteriores a partir de ella, pero no debe tolerarse en una obra que pasa de los veintiséis euros, aún un euro por encima del precioso, único, libro que hoy recomiendo. Anaya; primera edición de 2002; 320 páginas; 25 euros.

(Piquen en la imagen si quieren conocer algo más a Antonio R. Almodóvar.)


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