miércoles, 13 de octubre de 2010

LOS DETECTIVES SALVAJES


Título, Los detectives salvajes.
Autor, Roberto Bolaño.
Original de 1998.

Editorial, Anagrama.
Serie compactos.
615 páginas.
Pvp, 14, 50 €. 

Pues la verdad es que han pasado ya unos días desde que terminé esta historia que son tantas. Seguiré la pista Bolaño durante las próximas semanas, aprovechando la carrerilla, las ganas que me han dado esta lectura sabrosa como pocas. La historia de dos visceralistas, de dos poetas que encabezan un grupo literario iniciado en Méjico por Cesárea Tinajero en los años veinte. Arturo Belano y Ulises Lima son ahora los recreadores y líderes de esta corriente o grupo que estuvo desaparecido desde que desapareciera la propia Tinajero.

De estos jóvenes poetas mexicanos (de origen chileno Belano) vamos a saber, en primer lugar y gracias al joven Juan García Madero, que son enemigos confesos de Octavio Paz, tanto como seguidores acérrimos de la Tinajero, nombres que, al fin, parecen referencias máximas de ellos, tan importantes como difusas y que cumplen con el cometido de situarlos en el mapa literario. Al menos pretendidamente. Sabremos también que tienen cierta tendencia a desaparecer o que viven del tráfico de marihuana, sustancia que se consume a menudo entre las páginas de la primera parte de la novela.

El diario de Juan García Madero sitúa, a su vez, al lector, en el México de mediados de los setenta, concretamente a finales de 1975, cuando este joven estudiante de derecho es invitado a formar parte de la pandilla (como el propio Belano la llama), tras coincidir  con miembros de  aquella en talleres literarios que, como en ESTRELLA DISTANTE, están muy presentes al comienzo del libro. Como se ve otra vez la poesía es elemento fundamental en la composición de la novela y, más concretamente, razón primera y última por la que esta historia es. 

García Madero, joven poeta que acostumbra a presumir de sus conocimientos literarios y que se ve, de pronto, formando  parte  de este grupo literario de nombre apropiado sumerge al lector en una novela de iniciación que recuerda pasajes y situaciones de obras como EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO (se me ocurre), en las que jóvenes adolescentes reabren los ojos de forma presurosa dejando atrás  la visión infantil de un mundo que deja de ser el que se muestra desde la familia.

Abandonará los estudios y la casa de sus tíos, donde vivía, para adentrarse de lleno en una forma de vida seguramente más emocionante de lo que desde su perspectiva previó, más bien porque el sexo, reciente, cobra un protagonismo que cabría calificar de absoluto si no fuera por la propia poesía. En los días posteriores conocerá a la mayoría de componentes del  realismo visceral: María Font, Catalina O´Hara, Angelica Font, Ernesto San Epifanio, Rafael Barrios, Jacinto Requena, Felipe Müller, Pancho Rodríguez, Moctezuma, Piel Divina y alguno que se me escapa..., además claro, de Arturo Belano y Ulises Lima, los grandes (¡hasta qué punto!) personajes de esta obra. 

Así será trazada  para el lector una primera impresión de nuestros poetas, la que queda impregnada en el diario de García Madero, el chico que conforma, junto a Belano, Lima y Lupe (la mujer en apuros que perfila a los tres jóvenes con rasgos heróicos) el cuarteto de detectives (aunque sólo dos lo sean de manera estricta) que sale en busca de Tinajero, a la que cabría calificar de ídolo. Estamos al final de la primera parte, justo antes del grueso del libro, de lo auténticamente original y de lo genuino de  Roberto Bolaño.


Este, el de los ídolos, es, según me parece, uno de los temas de los que la novela trata. Porque quien dice ídolo se está refiriendo al símbolo, a la persona exaltada que no puede ser persona real, sino imagen de quien idolatra. Arturo Belano y Ulises Lima saldrán a buscar a una persona que contenga su imagen de Cesárea Tinajero, algo que quizá pretendan como equivalentes en su ingenua percepción juvenil de las cosas. Craso error. Los ídolos se idolatran desde la distancia o dejan de ser ídolos. Y conocer a la persona es, siempre, para bien o para mal, matar al ídolo.


El caso es que la iniciación de García Madero en el grupo de visceralistas y la escapada hacia Sonora en busca de la Tinajero envuelven el grueso de la novela. Es decir, la narración por parte de García Madero que es lectura de su diario comienza y termina la novela, justifica la necesidad del gran nudo central que es la pura alegría, recreación literaria con todas las letras, disfrute sin más del arte de contar historias porque no puedo ver al chileno más que divirtiéndose escribiendo esta gran obra que se lee con avidez, con la convicción de estar uno realizando un hallazgo (por supuesto que personal).

Entre 1976 y 1996 Arturo Belano y Ulises Lima recorren diversos países del mundo después de emprender el viaje en busca de la Tinajero, después de separarse de Juan García Madero, de Lupe y aún de hacerlo entre sí. De ellos sabemos gracias a los distintos testimonios de personas que los conocieron. Se produce de esta manera una inversión en la acción, detectivesca, de la obra, desde la búsqueda realizada por ellos hacia la que de ellos se produce.



***




Si hubiera que apuntar qué es lo más característico de la novela frente a otros géneros como, por ejemplo, el cuento no cabría apuntar a la extensión.  Habría que decir que lo más característico, aquello que lo define, es la riqueza de sus personajes, la complejidad de sus personalidades y, en definitiva, su componente psicológico. Es en este sentido, por ejemplo, en el que se ha pretendido llamar novela a LA CELESTINA. Y es la razón por la que se conoce a DON QUIJOTE (no así Cervantes, que jamás lo consideró, frente a las ejemplares, novela) como una de las grandes pioneras del género. Es decir, a partir de cierto momento la narración que ya estaba en las novelas pastoriles o en los romances o en los cuentos adquieren un grado de complejidad en los personajes que va más allá de los estereotipos, seguramente porque en ellos se trata ya de retratar más que de ejemplificar, de aleccionar al lector.


Bien. Que se me corrija si me equivoco, pero desde entonces hasta nuestros días toda narración contaba como elemento fundamental, necesario, con un narrador. Este podía ser el propio protagonista de la historia, un personaje más, o el propio escritor, por lo que  el narrador quedaba, por tanto, fuera del libro y con el control absoluto de todos los personajes, de todas las psiques: habría que decir que en ese sentido la narración más rica es siempre la del narrador omnisciente  Pero este tipo de narración es rica por cuanto que es capaz de retratar a todos los personajes de una obra y, sin embargo y en otro sentido, uno al que generalmente no se le da mayor importancia, es muy pobre.

Arturo Belano y Ulises Lima son personajes superiores a los de las novelas convencionales. Porque lo que Bolaño nos ofrece de ellos es la perspectiva de aproximadamente cuarenta personas que los conocieron, que estuvieron con ellos durante algún tiempo de sus vidas. Durante cuatrocientas páginas desaparece el narrador para dar paso a distintos interlocutores que dan cuenta de sus vivencias desde México, España, Estados Unidos, Israel, Francia y no sé cuántos países más (Nicaragua... en fin...) con dos tipos atractivos para algunos  y repulsivos para otros, depende de quien cuente la historia, pero personas tras las que el lector se ve viajando también, tratando de atraparlos mientras comprueba que es, sin embargo, incapaz de hacer  tal cosa. Porque ellos son inasibles, igual, he aquí la cuestión, que las personas reales, las de cada día de nuestra vida: por ejemplo.

Porque igual que ni quien esto escribe ni quien lo lee es la misma persona para menganito que para fulanito (valgan los extremos) ni para sí, de igual modo los personajes de una novela no habrían de ser los mismos para quien nos los cuenta que para otra persona cualquiera. Se da la circunstancia de que en el caso del narrador omnisciente esos personajes son inventados por ese narrador y no por ningún otro, y no hay posibilidad alguna de que los personajes sean de otra manera. Sin embargo, cuando el narrador es un personaje de la historia el lector tiene un conocimiento sesgado de los demás: ve desde la perspectiva única de uno de los personajes. Esto es, desde luego, una característica que puede explotarse y a la que cabe sacarle jugo, de manera que el lector se sienta identificado con el mismo narrador y se vea involucrado totalmente en la novela (no sé por qué estoy contando tantas cosas que todo el mundo sabe).


(Ah, sí): Bolaño decide, sin embargo, profundizar en lo contrario, hace desaparecer al narrador y deja al camino libre a los otros personajes, que se explican. Son ellos mismos, los personajes que conocieron a Belano y a Lima los que nos hablan, quienes nos cuentan la historia. Si a la novela cabe caracterizarla por su componente psicológico LOS DETECTIVES SALVAJES es una novela sobresaliente. Ya pude ver algo de esto en ESTRELLA DISTANTE: Bolaño crea unos personajes legendarios, de quienes tan sólo sabemos de oídas, a través de fuentes  que no pueden ser siempre fidedignas ni fiables. De esta manera la percepción del lector es variable: desde la idealización hasta el desengaño o la indiferencia. Entre el ídolo y el don nadie, entre el símbolo y la persona Tinajero, Ulyses Lima y Arturo Belano tanto pueden estar continuando la estela idealista de la poeta como la más ordinaria, la de la mujer que está de vuelta de los sueños: unos chicos que se van haciendo mayores desde una perspectiva  poética de la vida que sólo puede darse en el enfrentamiento con la realidad o realidades. Pero no hay  por qué tomar partido por una de estas visiones o, por lo menos, no hay por qué acertar..


*** 





Al final, lo que queda es, como ya pasara en ESTRELLA DISTANTE en formato más pequeño y de manera menos explícita, un gran número de historias muy bien contadas que, además, se relacionan, interactúan porque donde unas empiezan acaban otras y, a veces, coinciden en el tiempo y en el espacio, sin perder de vista nunca la referencia máxima, el sentido primordial que es el retrato de los dos protagonistas que, visceralistas o pertenecientes a cualquier otra corriente literaria o ideológica, hacen de la poesía razón de sus vidas, de manera que es ésta la que pone en marcha la trama y lo único que parece salir siempre indemne de cuanto sucede en sus vidas: el gusto por la lectura y por la escritura de poemas. Por eso el lector puede que este persiguiendo poetas malditos, fuera del circuito comercial, de  los reconocimientos: casi ningún otro poeta de los que aparecen en la obra ha oído hablar de ninguno de los dos, salvo los propios visceralistas. Es verdad que el lector no es capaz de atraparlos, pero ahí esto también tiene una lectura poética. A propósito de la cuestión de los ídolos veo equivalente el viaje de ellos dos en busca de Cesárea Tinajero al del lector en busca de ellos.




***

Me quedan un par de dudas que quizá alguien pueda aclarar. Una de ellas es la de los otros interlocutores. Es decir, cada uno de los cuarenta personajes que parecen estar conversando o respondiendo preguntas, ¿a quién (quiénes) se dirigen? Una cosa tengo clara: no siempre a la misma persona. Está claro, por ejemplo, que el interlocutor de Andrés Ramírez es el propio Arturo Belano, pero Arturo Belano no puede ser el oyente de la mayoría de testimonios, en los que se está hablando de él.  Por otra parte, podría pensarse que Lima es el oyente de los testimonios que hablan de Belano y viceversa. Pero en algunos de estos relatos aparecen ambos... Puede haber policías, amigos, puede ser el propio García Madero... no lo sé: pueden ser todos y no ser ninguno sin que tenga esto mayor importancia... 

La otra duda se me crea a partir de una conversación (escrita) que mantuve con David Pérez Vega en la entrada correspondiente a ESTRELLA DISTANTE. En un punto de ella mi colega  escritor se refiere al narrador (del que no se dice el nombre en ningún momento, según recuerdo) como si fuera Belano, que es (aunque se me olvidó mencionarlo en la entrada original) chileno. Además se da la circunstancia de que Abel Romero, el policía encargado de ajusticiar a Carlos Weider al final de aquella novela aparece también en LOS DETECTIVES SALVAJES, en el que da su testimonio sobre Belano.

En fin que, como verán, Bolaño da mucho de sí y, aunque siento  dolorosa la extensión de la entrada, sé que me quedan muchas cosas de las que hablar.





P.D. Creo que el autor real que más (y mejor) aparece en este libro  es Alfonso Reyes.

10 comentarios:

  1. Lope, lo siento. Pero me niego a leer tu comentario. Tengo pendiente este libro desde... ¡siempre!
    Además veo por encima que te explayas.
    Entre tú y David Pérez Vega me estais obligando a leer a Bolaño.

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  2. De acuerdo, Arrecogiendobellotas. Me parece una buena elección si tienes pensado leerlo de todas formas. Vas a gozar de lo lindo.

    Tienes razón en cuanto a la extensión de la entrada. Hay tantas cosas en el libro que uno no acaba de contarlas nunca. Pero tendría que haber tenido más cuidado, puede que sea una de las entradas menos leídas siendo la reseña de uno de los libros que más lo merecen. Pero bueno, así son las cosas...

    Por cierto, no sé si sabes algo de Amilcar, porque hace mucho tiempo que no escribe nada en su HUECO... supongo que tampoco lo conocerás, pero bueno, por si me equivoco de suponer...

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  3. Hola Peri Lope:

    Empecé a leer la entrada el jueves, y tuve que dejármela para el fin de semana. El jueves estaba demasiado cansado del trabajo.
    Ahora he podido leerla con detenimiento, y me parece que haces un análisis muy interesante. Me ha gustado eso de los ídolos.
    Yo siempre he creído que uno de los grandes temas de Bolaño es la pérdida de la juventud y sus anhelos desorbitados, como se ve en el descalabro vital que espera a aquellos animosos visceralistas de la calle Bucareli de México.

    Leí este libro hace ya 11 años, y cada vez tengo más ganas de releerlo. Leí Estrella distante y éste seguidos en el verano de 1999, y el impacto fue grande.
    Recuerdo que me llamó la atención aquello de que todos los visceralistas tomaban la palabra en primera persona, pero nunca los dos protagonistas, Belano y Lima, a los que todos los demás trataban de situar, como si se lo contasen entre ellos.

    No recordaba que el Romero de Estrella distante apareciese en esta novela.

    Si quieres seguir con Bolaño, te recomentaría la novela corta Nocturno de Chile, y los libros de cuentos Llamadas telefónicas y Putas asesinas.

    Tienes suerte: aún tienes mucho Bolaño por descubrir.

    Saludos

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  4. Hola, David. Se me fue la entrada de la mano pero para cuando me quise dar cuenta era tarde. Ni en broma pensé en borrar algo de lo escrito.

    La verdad es que lo que más misterio me ha dejado es la identidad de los interlocutores de aquellos (visceralistas y otros) que hablan sobre Belano y Lima.

    De Bolaño estoy leyendo LLAMADAS TELEFÓNICAS. Ya te diré.

    Saludos.

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  5. Lope, conozco a Amilcar. Le he hecho saber tu interés por su blog.
    Espero que encuentre un paréntesis y se digne a contestar.

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  6. Muchas gracias, Arrecogiendobellotas. Espero tu entrada sobre Plá. No he leído nada de él y la verdad es que es un autor al que siempre he tenido ganas.

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  7. Hola: Los cuentos de LLamatas telef. me parecen estupendos, el primero y el de la nieve son geniales.

    saludos

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  8. Bueno, David, de momento tan sólo te digo que estoy descubriendo (lector diesel) algunas de las cosas que me tenían más intrigado, creo entender por qué te referías al protagonista de ESTRELLA DISTANTE como Belano: me llevas como a un corderito: qué poca vergüenza, abusar así de uno...

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  9. Bien, recién termino de leer "Los detectives salvajes" y, tras leer tu entrada, y compartiendo plenamente lo que dices de los ídolos, paso a comentarte mis impresiones.

    Primera parte del libro: Fabulosa. Brutal. Tremenda. Me leí esas ciento cincuenta páginas en un suspiro. Fue una fiesta. La historia, el modo de narrarla, los personajes... Todo un hallazgo. Me recordó las sensaciones de cuando leí, hace ya muchos años, "La ciudad y los perros" de Vargas Llosas. Estuve a punto de escribirte más que nada para compartir mi entusiasmo.

    Comienza la segunda parte. Sigo ensimismado, pero, poco a poco, mi fascinación va decayendo. Conforme van desapareciendo los real visceralistas, conforme el halo y el aura que rodean en la primera parte a Ullises Lima y a Arturo Belano se va diluyendo, la novela se me empieza a atragantar. Me parece más irregular. A veces tengo la sensación de que Bolaño nos mete con calzador relatos que tiene por ahí escritos (al chileno que le toca las quinielas, el gallego que escribe poesía, la millonaria que se enamora del jardinero y empieza a clonarse), a veces me parec que Bolaño, con su alter ego Belano, sólo quiere contarnos todas las tías a las que se ha tirado. En fin la segunda parte se me hizo larga, Me pareció que se perdía toda la frescura y todo el humor de la primera parte. Y después de lo que había disfrutado, hizo que se despertase en mí cierto resentimiento hacia el autor.

    La tercera parte es breve y se lee con la alegría del reencuentro con García Madero. Sabe mal el final, pero, como dices, a los ídolos es mejor dejarles ser ídolos y no acercarse a ellos.

    Conclusiones: sin haberme convertido al bolañismo, y a pesar de los pesares, lo que me gustó me gustó tanto que seguiré leyendo a Bolaño. En mi opinión este tío, cuando es bueno, es muy bueno. Seguiré con él. Ya te iré contando.

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  10. Pero mira que te gusta polemizar. Estoy de acuerdo contigo en que la primera parte es brutal. De entre lo mejor de toda su producción. Además creo que tiene un buen final, como apuntas.

    Sin embargo yo también disfruté mucho con la parte central del libro. Esa manera de hacer llegar al lector las vidas de Belano y Lima desde puntos de vista condicionados a su vez por otras vidas, otras biografías que son a la vez otros cuentos, otras historias que bien -como bien dices- podría tener Bolaño en cualquier carpeta pero que dan al lector una perspectiva rica y original.... forman una novela y a la vez hacen que la novela se disgregue pero, en mi caso, mantienen siempre viva la atención y no pierden el norte, su función compiladora de datos. Gracias a ellos sabemos quienes son Belano y Lima pero, a la vez, no lo sabemos... nos quedamos con su aura romántico casi mitológico... No quisiera ser agorero pero lo cierto es que DETECTIVES SALVAJES es mi libro favorito del chileno.

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