"Para ser un gran cómico hay que ser una persona seria",
Fernando Urdiales (1951 - 2010)
Por aquí se habla de libros, pero resulta muy fácil encontrar una razón para traer a Urdiales a este blog. En común tenemos los grandes clásicos, el festival, al librero, alguna copichuela, levísimas polémicas porque Fernando era un tipo al que había que escuchar.
Dice el librero que creyó entender parte fundamental de la puesta en escena que caracterizaría el teatro de Fernando Urdiales: verso y plástica. La sensibilidad necesaria para afrontar clásicos se encuentra en esas dos facetas, me dice, que a Urdiales le gustaba exprimir. Es por eso que su compañía se convirtió en referencia del teatro clásico, y en exponente máximo de las compañías privadas en España. No podía ser menos de una compañía reconocida internacionalmente. Las obras de Corsario mantenían siempre muy buen equilibrio entre el respeto al texto original (más o menos adaptado) y una imagen fresca sobre las tablas, solvente pero permisiva, flexible gracias a vestuarios originales y coreografías que se encontraban con la foto de manera natural, con transiciones musicales muy personales y, en general, un planteamiento claramente reconocible.
Me dice el librero que ha visto varias obras de Teatro Corsario, que no todas le han gustado pero que siempre será una de sus compañías favoritas, supongo que también porque la siente cercana. No le gustó mucho (asegura) su CABALLERO DE OLMEDO, por ejemplo, pero le maravilló LA VIDA ES SUEÑO, le alucinó COPLAS POR LA MUERTE y le cautivó PASIÓN. Dice que ha visto otras pero que le parecen estas indiscutibles.
Hace ya algunas horas que los periódicos (de verdad que les pido que no lean los provinciales, tomen uno de ámbito nacional) están dando la noticia de la muerte de Fernando Urdiales. Hago esta reseña con la necesidad de establecer algún tipo de justicia sobre la conciencia del librero. A Urdiales lo han conocido muchos olmedanos gracias al festival de teatro que se celebra por aquí desde hace cinco años: OLMEDO CLÁSICO. Urdiales era uno de sus directores y era, sobre todo, un espaldarazo constante al festival porque que él confiara de aquella manera en el proyecto venía significando que el proyecto era sólido, serio y fiable.
Todos los que lo conocían sabían desde hace tiempo que este se le estaba acabando a Fernando. Y supongo que él lo sabía mejor que nadie. Se defendía bien con su ironía, con su lengua afilada, cortante y torpe en la mecánica, en la dicción: una contradicción dolorosa que dejaba a su oyente en constante fuera de juego.
Lo cierto es que según van pasando las horas la noticia pesa más. Nunca se intimó con él por aquí, pero se le conoció algo y ahora abruma la sensación de que hubiera sido necesario conocerlo mejor. Las Tertulias del Constipado no serán lo mismo aunque, dicho sea de paso, este año ya no lo fueron y, por lo que al librero y a mi respecta, están acabadas. He visto a Urdiales emocionado hablando de viejos teatros en la terraza del Sindo. En la última edición del festival Urdiales no acudió a casi ninguna de las tertulias, pero no se perdió nada bueno.
Hasta siempre amigo
ResponderEliminarConmovedor...
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