sábado, 17 de noviembre de 2012


Nº47



Que se está a la última en esta librería es algo que sobra decir. Por eso casi siempre se habla de lo último de entre lo último. Y, así, una de las últimas incorporaciones al catálogo de La Tienda De Lope es este compendio de ensayos filosóficos cuya primera edición corresponde a 1936 en la ciudad de Buenos Aires. Adelanto el prólogo y algo del ensayo precisamente llamado Historia de la Eternidad.



Historia de la eternidad.
Borges, 1936.
Debolsillo, 2011.

178 pág. 9, 95 €.
 

PRÓLOGO.

Poco diré de la singular "historia de la eternidad" que da nombre a estas páginas. En el principio hablo de la filosofía platónica; en un trabajo que aspiraba al rigor cronológico, más razonable hubiera sido partir de los hexámetros de Parménides ("no ha sido nunca ni será, porque es"). No sé cómo pude comparar a "inmóviles piezas de museo" las formas de Platón y cómo no entendí, leyendo a Schopenhauer y al Erígena, que éstas son vivas, poderosas y orgánicas. El movimiento, ocupación de sitios distintos en instantes distintos, es inconcebible sin tiempo; asimismo lo es la inmovilidad, ocupación de un mismo lugar en distintos puntos del tiempo. ¿Cómo pude no sentir que la eternidad, anhelada con amor por tantos poetas, es un artificio espléndido que nos libra, siquiera de manera fugaz, de la intolerable opresión de lo sucesivo?

Dos artículos he agregado que complementan o rectifican el texto: La metáfora, de 1952, El tiempo circular, de 1943.
El improbable o acaso inexistente lector de Las Kenningar puede interrogar el manual Literauras germánicas medievales, que escribí con María Esther Vázquez. Quiero no omitir la mención de dos aplicadas monografías: Die Kenningar der Skalden, Lepzig, 1921, de Rudolf Meissner y Die Altenglischen Kenningar, Hale, 1938, de Herta Marquardt.
El acercamiento a Almotásim es de 1935; he leído hace poco The sacred Fount (1901), cuyo argumento general es tal vez análogo. El narrador, en la delicada novela de James, indaga si en B influyen A o C; en El acercamiento a Almotásim, presiente o adivina a través de B la remotísima existencia de Z, a quien B no conoce.
El mérito o la culpa de la resurrección de estas páginas no tocará por cierto a mi Karma, sino al de mi generoso y tenaz amigo José Edmundo Clemente.


HISTORIA DE LA ETERNIDAD.

En aquel pasaje de las Enéadas que quiere interrogar y definir la naturaleza del tiempo, se afirma que es indispensable conocer previamente la eternidad, que -según todos saben- es el modelo y arquetipo de aquél. Esa advertencia liminar, tanto más grave si la creemos sincera, parece aniquilar toda esperanza de entendernos con el hombre que la escribió. El tiempo es un problema para nosotros, un tembloroso y exigente problema, acaso el más vital de la metafísica; la eternidad, un juego o una fatigada esperanza. Leemos en el Timeo de Platón que el tiempo es una imagen móvil de la eternidad; y ello es apenas un acorde que a ninguno distrae de la convicción de que la eternidad es una imagen hecha con sustancia de tiempo. Esa imagen, esa burda palabra enriquecida por los desacuerdos humanos, es lo que me propongo historiar.

Invirtiendo el método de Plotino (única manera de aprovecharlo) empezaré por recordar las oscuridades inherentes al tiempo: misterio metafísico, natural, que debe preceder a la eternidad, que es hija de los hombres. Una de esas oscuridades, no la más ardua pero no la menos hermosa, es la que nos impide precisar la dirección del tiempo. Que fluye del pasado hacia el porvenir es la creencia común, pero no es más ilógica la contraria, la fijada en verso español por Miguel Unamuno:

Nocturno el río de las horas fluye
desde su manantial que es el mañana
eterno... 

2 comentarios:

  1. De los escritores de rabiosa actualidad fabricante de best-sellers y que copan las listas de ventas, he de decir que Borges es uno de mis favoritos. Libros como "El Aleph" y "Ficciones", con tanta acción y tanto sexo explícito, más que leerlos los devoré.

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  2. Contigo da gusto. Hace tiempo que pienso que deberías hablar más sobre libros. Por lo menos más que yo.

    Borges también es autor predilecto para mi. Este ensayo me interesa mucho, a ver si encuentro un ratejo por ahí.

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Comentarios.