martes, 11 de marzo de 2014

EL VIEJO LEÓN. Tolstoi, un retrato literario.

Mauricio Wiesenthal, 2010.
Edhasa, 2010.

256 páginas.
Pvp 7, 95 €.

Paso ahora por una pequeña racha biográfica de dos libros, el primero de los cuales trata la vida de Tolstoi. La motivación primera fue la lectura de ANA KARENINA (1877), de la que poco he hablado por aquí y, en general, no ha suscitado mucha conversación en otros ámbitos. En cualquier caso me pareció un libro excepcional y como ya al final de su lectura me venía preguntando cómo sería el escritor que abordaba aquella gran historia del final del XIX ruso -y, también, del final de la época aristocrática de zares, nobles propietarios y salones de lujo- pues me busqué la vida para poder hablar de ello aquí. La manera, claro está, fue dar con un autor hispánico: me encontré con Mauricio Wiesenthal entonces.

Mauricio Wiesenthal (Barcelona, 1943) tiene fama de ser escritor prolífico que va a su aire. De entre sus obras él mismo destaca en esta que hemos leído LUZ DE VÍSPERAS, EL ESNOBISMO DE LAS GOLONDRINAS y LIBRO DE RÉQUIEMS. Nos dicen que es viajero empedernido y que le gusta hablar de sus viajes. Quizá eso lo haya notado yo más de la cuenta en la primera parte del libro, con motivo de una percepción personalista hasta el punto de no saber si estaba leyendo una obra sobre Tolstoi (Iásnaia Poliana, 1828 - 1910)  o más bien sobre el propio Weisenthal. Es algo que debe tener en cuenta quien se acercque a este libro, al igual que la advertencia que hace pronto y que debe complementar a la que yo doy: "Para presentar a un personaje se necesita explicar una vida. Y para contar una vida es necesario enfrentar las opiniones de un lado y de otro en diálogos y diatribas, pero sin retroceder ante la confesión y ante el monólogo... Una vida sólo se revela en contraste con las luces de su fondo, con su paisaje, con su ambiente, con el decorado de su tiempo, con las existencias que la rodean. Hay que escribir cien vidas para iluminar un fragmento de obra. Por eso estoy convencido de que no se puede escribir tampoco una buena biografía o un apunte de una vida sin novelarlo..."  Nuestro autor de hoy utiliza, busca y encuentra testigos, relaciones con Tolstoi en un viaje que hizo a la Rusia soviética y en el que se recrea en la nostalgia de quienes echan de menos las viejas costumbres de la  tradición cristiana y, en general, una forma de vida que tenía que ver más con la costumbre adquirida que lo que luego muchos sintieron como impostura.

La idea central, de la que parte y a la que vuelve Wiesenthal una y otra vez, es la de la autoridad moral, Tolstoi como modelo de conducta por gracia de su virtud cristiana, más allá de la iglesia ortodoxa que acabó por excomulgarle y también  de su propia familia que acabó dividida y que sufrió una falla que resultó infranqueable entre él y su esposa, Sofía. En sus contradicciones está su mayor atractivo y su honestidad. "Nace señor feudal, vive una juventud despreocupada, se educa viajando como un hombre de espíritu y, sin embargo, se siente como un campesino". O también: "Cuentan su fortuna en almas, es decir en siervos. Y Iásnaia Poliana está rodeada de aldeas humildes cuyos setecientos habitantes trabajaban para la familia Tolstoi". Lyovin, uno de los personajes centrales de ANA KARENINA, es un personaje claramente autobiográfico en el que se condensan sus dudas acerca de la propiedad y el trato del campesinado. No olvidemos que esto es un retrato literario.

Wiesenthal nos contaba en el centenario de la muerte de Tolstoi, con prosa entusiasta, cómo León Tolstoi se formó como persona y escritor, qué le motivó a redactar su otra gran obra universalmente reconocida -GUERRA Y PAZ- y cómo afrontaba sus horas de escritorio, ayudado fundamentalmente por su mujer aunque luego también por su hija Sacha. Su historia personal -sus relaciones con Turgueniev, Chéjov, Repin, Gorki fundamentalmente- trasciende el ámbito de Iásnaia Poliana, como literato pero también como espíritu humano -quizá la imagen del gran olmo bajo el cual se colgaba la campana con la que avisaba de la hora de comer a los niños adoptados en la finca sea la más representativa- o maestro moral que influyó en una persona -personaje histórico- tan determinante como Gandhi, quién aseguro basarse en las odeas del pensador Tolstoi, de quien se declaró discípulo.

Para terminar el relato, justo antes del magnífico apéndice que Wiesenthal llama ÁLBUM PARA LA MEMORIA, compuesto por sugerentes fotos acompañadas de descripciones minuciosas -a veces tomadas del relato anterior- el autor nos hace una última declaración que sería de intenciones si hubiera formado parte de una introducción: "Esta es la historia sencilla de un viejo peregrino que siguió las huellas de Tolstoi y buscó a sus amigos y discípulos, cuando el mundo parecía haberlos olvidado. No faltarán eruditos, críticos y estudiosos bien preparados que puedan explicar otros contenidos de la obra y el pensamiento de Tolstoi". Pues así acabo yo también.


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